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Lunes, 21 de Diciembre de 2020 Tiempo de lectura:

LAS CONFESIONES DE UN "ARREPENTIDO" EX MINISTRO DE SYRIZA

El ex viceministro de Defensa del gobierno reformista de Syriza llora sus penas por la desilusión que le ocasionó su amigo Alexis Tsipras

Hoy, cinco años después de que Syriza ganara las elecciones en Grecia, el que fuera integrante del Ejecutivo de Tsipras ha decidido confesarse públicamente. Costas Isychos se muestra hoy profundamente decepcionado por los resultados de aquella amarga experiencia política.

 

 

    Costas Isychos es un político grecoargentino, nacido en la localidad de Quilmes, donde vivió hasta cumplir los 19 años. 

 

  Su familia, como su apellido evocadoramente indica,  formaron parte de los movimientos migratorios griegos a ese pais latinoamericano.  En 1976, la dictadura militar Argentina - según cuenta - lo hizo emigrar al Canadá, donde estudió Ciencias Sociales.  Cuando concluyó la carrera retornó a Grecia, la tierra natal de sus ancestros.

 

    Las actividades políticas desarrolladas en su nuevo país lo llevaron a establecer una relación de estrecha confianza con Alexis Tsipras, hace más de 20 años.  Ésa relación política le iba a permitir luego llegar a formar parte, como Viceministro de Defensa, del primer gobierno constituido por su amigo y mentor ideológico.

 

    Hoy, cinco años después de que Syriza ganara las elecciones, el que fuera integrante del Ejecutivo de Tsipras ha decidido confesarse públicamente. Costas Isychos se muestra  hoy profundamente decepcionado por los resultados de aquella experiencia política. Sin embargo, a diferencia de otros que transitaron por los mismos vericuetos, Isychos posee la virtud de contar no sólo los entresijos  que motivaron sus desilusiones, sino también algunos secretos no contados  de aquella aventura reformista

 

    Cuando hace ya cinco años se anunciaron los resultados de las elecciones parlamentarias el 25 de enero de 2015, -cuenta Costas Isychos un lustro después de aquél acontecimiento - todos  los ojos  del mundo  parecían estar puestos en Grecia.  Por primera vez, un partido  supuestamente situado más allá de la socialdemocracia, tenía la oportunidad en Europa de hacerse con lo que de manera optimista el político griego califica todavía como "el poder". 

 

    Los cuatro pilares de la plataforma programática defendida por Syriza, y que contaron con mucho apoyo popular durante aquellos días, eran los siguientes :

 

-hacer frente a la crisis humanitaria de Grecia,

 

-reactivar la economía y promover la justicia fiscal,

 

-recuperar el empleo perdido y profundizar la democracia mediante la transformación del sistema político.

 

    Como puede constatarse no se trataba de un programa político que se caracterizara siquiera por atrevidas  incursiones en la  radicalidad. Costas Isychos asegura ahora, que con sólo estas medidas el partido al que perteneció esperaba poder evitar el éxodo de toda una generación, más de 600.000 de los cuales se habían ido desde que el país se hundió en la crisis financiera.

 

    Los últimos cinco años (2010 y 2015) habían sido testigos de una catástrofe social y económica: Grecia había perdido  alrededor del 25% de su PIB, el desempleo se disparó al 28%, los salarios reales perdieron un tercio de su valor y el parlamento se había convertido en un sello de goma para los memorandos europeos que prometían más de lo mismo.  Había una gran necesidad de cambio político. una situación homologable en muchos aspectos a las que ya se han vivido en España.

 

    En las elecciones, Syriza  había contado con el nada despreciable porcentaje del 36,3% de los votos.

 

   "Hubo, -explica- por primera vez en muchos años, una sensación de esperanza.  Por fin, habría una verdadera lucha contra el establishment, los barones de los medios y la oligarquía griega.  También lo creímos como nuevos miembros del parlamento con este movimiento insurgente. Lamentablemente, como sabemos ahora, esa resistencia resultó ser de corta duración".

 

   Según relata Costas Isychos, Syriza ingresó al gobierno con una posición oficial de 'no más sacrificios por el euro', "que fue interpretada dentro del partido en el sentido de que estaríamos preparados para seguir un Plan B en nuestras negociaciones sobre la carga de la deuda y los memorandos con las autoridades europeas – con vistas y potencialmente incluyendo una salida".

 

    Pero pronto el gozo de los "reformistas"  griegos quedó sepultado en un profundo pozo.

 

   "Desde las primeras etapas quedó claro que esta no era realmente la estrategia de Alexis Tsipras y el grupo de liderazgo.  Estaban decididos a continuar las negociaciones de tal manera que no pusieran en peligro la pertenencia de Grecia a la eurozona o su alianza con la OTAN.  Además de disminuir cualquier influencia que pudiéramos haber tenido, esto prácticamente garantizaba que no habría un cambio real en el poder de la oligarquía en el parlamento y otros órganos de toma de decisiones de los ciudadanos".

 

    En su narrativa sobre los motivos del fracaso, Costas Isychos repentinamente parece haber descubierto el Mediterráneo:

 

    "La Troika estaba decidida en todo momento a hacer de Grecia un ejemplo para otros países y pueblos que se atrevieran a desafiar la dictadura financiera que habían construido".

 

  No obstante...

   "En julio, tras el callejón sin salida de las negociaciones, el gobierno devolvió al pueblo la cuestión de la adhesión de Grecia a los memorandos.  Contra todo pronóstico, el 61,3% de los griegos votó a favor de rechazar las demandas de la Troika de continuar la austeridad y la servidumbre por deudas". 

 

La gente dijo no.

 

   Según narra Isychos en sus doloridas confesiones, esta rotunda negativa por parte del pueblo griego,

 

    "fue un gran momento de orgullo patriótico e internacionalista, que recuerda las capacidades unificadoras de la izquierda griega durante la ocupación nazi (y, de hecho, en el caso del eurodiputado de Syriza y ex combatiente [comunista] de la resistencia Manolis Glezos, hay una continuidad histórica real .  También fue una expresión de resistencia contra un orden financiero internacional más amplio arraigado en la hegemonía estadounidense, que ha impuesto sus programas de ajuste estructural a tantos países".

 

    Sin embargo, en apenas cuestión de horas quedó nítidamente claro que el equipo directivo de Alexis Tsipras no tenía la intención de seguir la orientación marcada por el referéndum. 

 

    "Ellos habían optado por el poder y el oportunismo políticos para ser administradores de "memorandos con rostro humano".  Habían hecho su propia elección, lejos de los electores y los procedimientos vacíos de Syriza".

 

   "Pronto, la "Plataforma de Izquierda", de la que formé parte y que se negó a aceptar la capitulación, fue expulsada.  Los líderes políticos alemanes y estadounidenses expresaron su gran alivio por este signo de responsabilidad del que fue anteriormente el partido radical de izquierda".

 

     La verdad es que aunque la derecha griega había perdido el referéndum, de hecho, había ganado la batalla ideológica. 

 

    "Se empezó a aceptar la agenda de austeridad y la adhesión a la ortodoxia europea.  El liderazgo de Syriza, cuyas limitadas percepciones políticas fueron compensadas con excelentes habilidades de comunicación, había perdido la batalla ideológica en la que se había levantado, pero ganó una permanencia en el poder para llevar a cabo las políticas a las que se había opuesto en el pasado".

 

 Según el exministro de Syriza,

 

    "en el momento del referéndum, el pueblo griego había exigido la ruptura.  Exigieron un punto de inflexión histórico, un trato justo para Grecia con el fin de la servidumbre por deudas, incluso si eso significaba dejar la eurozona para lograr la independencia económica.  Pero el gobierno convirtió esta expresión en un movimiento táctico.  Al hacerlo, rompió un pacto con el pueblo, dañando a la izquierda en un grado que aún no se ha entendido completamente".

 

  "En esencia, Tsipras logró comunicar que su propia capitulación no fue el resultado de una retirada o falta de preparación.  Fue inevitable.  La resistencia a la dictadura del mercado y al golpe de Estado contra el pueblo griego era imposible.  La política volvió a convertirse en un lugar donde las esperanzas solo podían morir".

 

    En los tres años siguientes, -mantiene Isychos - Tsipras y su gobierno de Syriza consiguieron lo que ni siquiera los anteriores gobiernos pro-memorando habían logrado: Implementaron plenamente el tercer memorando, completaron importantes privatizaciones, desmantelaron el marco institucional de la seguridad social y generalizaron el trabajo flexible, precario y mal pagado.

 

    Según Isychos no es hoy una coincidencia que Syriza ya ni siquiera adopte la identidad de la izquierda, a pesar de que su mismo nombre significa "La Coalición de la Izquierda Radical", en griego.  En la actualidad se identifica a sí misma como "progresista" y adopta la posición de centro-izquierda, pese a que sus propuestas son claramente de centro-derecha.

 

    Isychos sostiene que el "encanto del poder" se convirtió en algo irresistible para la "nueva izquierda" radical representada por Syriza Isychos descubre también de manera tardíamente apabullante, que los funcionarios de Syriza, cuando fueron transferidos al Estado como asesores y burócratas, se terminaron convirtiendo fácilmente en "conversos del sistema".

 

     En la narrativa del exministro de Syriza, el lector español podrá encontrar numerosísimos aspectos comunes no sólo con las experiencias socialdemócratas españolas del pasado, sino que igualmente tropezará de bruces con aquellas otras que se están produciendo en la actualidad. Desde esta última perspectiva las confesiones del político griego podrán resultar evocadoras, retóricas de ejemplos con los que diariamente nos podremos encontrar. No obstante, el relato que Costas Isychos realiza de su propio fracaso  resulta empobrecedor   y carente  de ninguna alternativa.

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  • Itziar , Amurrio

    Itziar , Amurrio | Lunes, 21 de Diciembre de 2020 a las 15:01:52 horas

    Elisa gracias : Cuando leo a una persona citar a Antonio Gramsci con propiedad , con pertinencia y con tu buen gusto y no como hacen otros para manipularlo, para amputarlo , desvirtuarlo, pervertirlo o domesticarlo , Cuando alguien lo hace con tu fuerza expresiva , sabes ? Mi corazón vuelve a latir , se agita , se estremece como si tuviera 20 años y creyera en una próxima e inevitable toma de conciencia y en una revolución socialista

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  • juanfri

    juanfri | Lunes, 21 de Diciembre de 2020 a las 12:36:29 horas

    Nuestra peor equivocación fue aceptar que marcas como "Coalición de Izquierda Radical" o "Izquierda Unida" o "Podemos" o "Unidas Podemos" o "PcE" o "Comisiones Obreras" sean realmente ANTICAPITALISTAS, cosa ni siquiera creíble de los trostkos así registrados.
    Acudir a las urnas de estas "democracias" burguesas para votar a favor de esas candidaturas ha sido para la mayoría de esos SEGUIDORES una forma de IRRESPONSABILIDAD, de NO implicación, de quedarse en casa, de NO organizarse para seguir luchando en el ÚNICO lugar donde es productivo hacerlo: LA CALLE. Ahora algunos dirán que reformas como la reciente aprobación de la Ley de Eutanasia indican lo contrario, olvidan estos estafadores que tal ley ha sido precedida de innumerables luchas de enfermos, sus familias y sanitarios como el Dr.Montes por el derecho a decidir sobre la propia vida, una SANIDAD PUBLICA de calidad y por la derogacion de las reformas tramposas del PsoE y demás derechas a favor de la sanidad privada o sus partes.

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  • Elisa

    Elisa | Lunes, 21 de Diciembre de 2020 a las 11:59:32 horas

    Lo ha expresado usted perfectamente, Itziar. Es verdad que -robando una frase de Gramsci- el pesimismo de la inteligencia es cada vez más plomizo, pero el optimismo de la voluntad no debemos dejar que se apague del todo.

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  • Itziar , Amurrio

    Itziar , Amurrio | Lunes, 21 de Diciembre de 2020 a las 02:57:43 horas

    Cuando toda la maquinaria de agitación y propaganda de la burguesía , Cuando todo el " sentido común " de época , Cuando la hegemonía totalizadora y totalitaria de la burguesía ha estigmatización , vapuleado todo lo que no sea sus mantras , Cuando han conseguido instalar en la cabeza de las víctimas del capitalismo que no hay alternativa o peor aún la han borrado , ese vacío , ese espacio lo ocupan los oportunistas , los que no tienen escrúpulos ni principios , las "alternativas " no son mas que el cebo el que mece la cuna del cordero propiciatorio . No parece que exista esperanza porque la amnesia y la lobotomía han colonizado y no solo a base de cañonazos aunque si hace falta será a hostia limpia a la clase obrera.

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