MOVIMIENTO BLACK LIVES MATTER: EL RACISMO ESTRUCTURAL Y LA FALSA ALTERNATIVA "DEMÓCRATA"
Los prosélitos de Trump se enfrentaron con los antirracistas en Portland
En medio de la letal pandemia de la Covid-19 en Estados Unidos, las movilizaciones del movimiento Black Lives Matter siguen adelante. ¿Se trata solo de la expresión de un problema racial o tiene algo que ver con las enormes desigualdades que afectan de manera mucho más dura a las comunidades afroamericanas y latinas en ese país?
POR CARLOS RAFAEL RODRÍGUEZ PARA CANARIAS SEMANAL. ORG.-
Las protestas del movimiento Black Lives Matter ("Las vidas negras importan") en Estados Unidos no parecen tener visos de disiparse. Desde que estallaron el 25 de mayo pasado, tras el asesinato de George Floyd a manos de un agente policial, no han cesado.
El pasado fin de semana fue Portland el epicentro de las protestas del movimiento, pero con un ingrediente muy significativo: la convergencia en el mismo escenario con los seguidores del presidente Donald Trump, organizados en "caravanas de cientos de automóviles". Circunstancia que –según medios de prensa- desató fuertes enfrentamientos entre ambos grupos.
Sin embargo, no se trata de un hecho espontáneo, sino que representa, a día de hoy, un síntoma claro de que Estados Unidos continúa siendo una sociedad profundamente racista y socioeconómicamente irreconciliable.
La historia de los Estados Unidos nos muestra suficientes evidencias que indican que en este país el racismo siempre ha jugado un papel fundamental en su formación socio-económica. Podría afirmarse que el racismo estuvo presente incluso antes de su formación como estado, aunque de una forma menos evidente.
Tal es su incidencia, que para muchos historiadores, los Estados Unidos son el país donde el racismo ha tenido mayor peso y durante más tiempo en la historia de la humanidad. De manera que la enorme brutalidad policial contra los afroamerianos no es sino un síntoma de esta “naturaleza” estructural que se manifiesta en la protesta social y en la respuesta de violenta del sistema.
Pensemos por un momento en uno de los elementos en los que menos se reflexiona cuando se analizan este movimiento de protestas: el hecho predominante de que la sociedad se piensa en términos raciales, con una raza blanca y una negra, lo que continúa siendo el elemento que estructuró la sociedad, desde el período de la esclavitud hasta nuestros días.
De manera que estas protesta no son solamente un problema racial, como se les suele presentar. Los asesinatos de policías con "licencia para matar negros" manifiestan también un identidad de clase muy evidente, agravada por el contexto de crisis económica y pandemia desatada en Estados Unidos.
Es en ese contexto donde se apela recurrentemente al prejuicio de convertir al victimario en víctima y la víctima en victimario y donde la supuesta solución del racismo se hace recaer contra esta víctima. Un fenómeno muy evidente cuando se dice que lo que le pasa a los negros es "por su falta de ambición y su violencia".
Pero, ¿para qué ha servido, se preguntan muchos manifestantes, dejar de ser violentos para ser pacíficos, sabiendo de dónde surge la violencia original? Especialmente después de que que ya lo intentaron todo,se arrodillaron en los partidos de fútbol americano, compusieron canciones de rap y se cansaron de protestar pacíficamente.
En medio de tanta frustración, el sistema recurre una vez más a la canalización de la rabia masiva hacia las urnas y la falsa alternativa que pretende representar el Partido Demócrata. Las condiciones para la instrumentalización del movimiento reivindicativo vuelen a estar dadas.
POR CARLOS RAFAEL RODRÍGUEZ PARA CANARIAS SEMANAL. ORG.-
Las protestas del movimiento Black Lives Matter ("Las vidas negras importan") en Estados Unidos no parecen tener visos de disiparse. Desde que estallaron el 25 de mayo pasado, tras el asesinato de George Floyd a manos de un agente policial, no han cesado.
El pasado fin de semana fue Portland el epicentro de las protestas del movimiento, pero con un ingrediente muy significativo: la convergencia en el mismo escenario con los seguidores del presidente Donald Trump, organizados en "caravanas de cientos de automóviles". Circunstancia que –según medios de prensa- desató fuertes enfrentamientos entre ambos grupos.
Sin embargo, no se trata de un hecho espontáneo, sino que representa, a día de hoy, un síntoma claro de que Estados Unidos continúa siendo una sociedad profundamente racista y socioeconómicamente irreconciliable.
La historia de los Estados Unidos nos muestra suficientes evidencias que indican que en este país el racismo siempre ha jugado un papel fundamental en su formación socio-económica. Podría afirmarse que el racismo estuvo presente incluso antes de su formación como estado, aunque de una forma menos evidente.
Tal es su incidencia, que para muchos historiadores, los Estados Unidos son el país donde el racismo ha tenido mayor peso y durante más tiempo en la historia de la humanidad. De manera que la enorme brutalidad policial contra los afroamerianos no es sino un síntoma de esta “naturaleza” estructural que se manifiesta en la protesta social y en la respuesta de violenta del sistema.
Pensemos por un momento en uno de los elementos en los que menos se reflexiona cuando se analizan este movimiento de protestas: el hecho predominante de que la sociedad se piensa en términos raciales, con una raza blanca y una negra, lo que continúa siendo el elemento que estructuró la sociedad, desde el período de la esclavitud hasta nuestros días.
De manera que estas protesta no son solamente un problema racial, como se les suele presentar. Los asesinatos de policías con "licencia para matar negros" manifiestan también un identidad de clase muy evidente, agravada por el contexto de crisis económica y pandemia desatada en Estados Unidos.
Es en ese contexto donde se apela recurrentemente al prejuicio de convertir al victimario en víctima y la víctima en victimario y donde la supuesta solución del racismo se hace recaer contra esta víctima. Un fenómeno muy evidente cuando se dice que lo que le pasa a los negros es "por su falta de ambición y su violencia".
Pero, ¿para qué ha servido, se preguntan muchos manifestantes, dejar de ser violentos para ser pacíficos, sabiendo de dónde surge la violencia original? Especialmente después de que que ya lo intentaron todo,se arrodillaron en los partidos de fútbol americano, compusieron canciones de rap y se cansaron de protestar pacíficamente.
En medio de tanta frustración, el sistema recurre una vez más a la canalización de la rabia masiva hacia las urnas y la falsa alternativa que pretende representar el Partido Demócrata. Las condiciones para la instrumentalización del movimiento reivindicativo vuelen a estar dadas.





























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