
¿SON LAS LEYES Y LOS JUECES PARTE ESENCIAL DEL SISTEMA ECONÓMICO CAPITALISTA?
POR MÁXIMO RELTI PARA CANARIAS SEMANAL
El contenido esencial de las leyes en las sociedades contemporáneas, así como en otras formaciones sociales precedentes, ha sido siempre la expresión de los intereses económicos de las clases dominantes.
En la Edad Antigua - durante el Imperio Romano, por ejemplo - las leyes protegían los intereses de los dueños de los esclavos, que constituían la clase más poderosa de aquella época. Más adelante, durante el Feudalismo, la normativa legal de esos siglos se encontraba en perfecta sintonía con los intereses de los señores feudales y los monarcas. La normativa legal estaba consagrada a proteger a la clase social dominante - y también minoritaria- de ese momento histórico.
Cuando, después de la Revolución Francesa, los capitalistas se fueron haciendo con el poder economico primero, y politico después, en las diferentes sociedades europeas se reprodujo un fenómeno similar . El contenido de las leyes encontraron su consonancia con los intereses económicos de la burguesía ascendente.
¿"LA VIOLENCIA, PARTERA DE LA HISTORIA"?
Pero... ¿podía haber sucedido de otra manera? No cabe en la cabeza de nadie, que las clases sociales "que mandan", que son a su vez propietarias de los medios de producción - es decir, de las industrias, las grandes compañías, los Bancos, de las multinacionales y de los grandes medios de comunicación-, iban a permitir que las leyes que elaboran las instituciones que ellos controlan a través de sus representantes políticos, contradigan o pongan en peligro su propio poder y supervivencia como clase social dominante.
Ese fue, justamente, uno de los motivos por los que Federico Engels, el colega del celebérrimo Carlos Marx, se permitió afirmar que "la violencia es la partera de la historia", una frase que durante el último siglo y medio ha sido utilizada aviesamente para presentar tanto a Engels como a Marx como terroristas e incitadores de la violencia .
En realidad, con esa frase, Engels no hacia otra cosa que constatar lo que tantas veces ha sucedido a lo largo de la Historia: que las clases sociales dominantes nunca han abandonado ni su poder ni sus privilegios pacíficamente, sino que han recurrido a la más brutal de las violencias para defender su poder omnímodo.
LA ILUSION DE UNA "JUSTICIA NEUTRAL"
Conviene, igualmente, despejar algunos otros equívocos deliberados, muy en boga en la etapa postmoderna en la que vivimos, según los cuales las leyes y sus contenidos responden a una visión "equitativa", "neutral" y "equilibrada" entre los intereses de los diferentes cleses o estratos que componen una sociedad dada. Contrariamente a este relato dominante, las leyes no han representado nunca lo que eufemísticamente se llama, el "interés general". Esta afimacion no es una mera opinion. Es una elocuente evidencia histórica, perfectamente constatable por todo aquél que esté interesado en conocer qué fuerzas sociales son las que determinan nuestra vida cotidiana,
No obstante lo dicho, sí es cierto que la verborrea leguleya tras la que se esconde el floripondio legal trata de escenificar una apariencia de neutralidad y distancia entre la "Justicia" y los intereses de los diferentes grupos sociales. El mantenimiento de la denominada "paz social" lo hace aconsejable para evitar suscitar la suspicacia de las mayorías.
POR MÁXIMO RELTI PARA CANARIAS SEMANAL
El contenido esencial de las leyes en las sociedades contemporáneas, así como en otras formaciones sociales precedentes, ha sido siempre la expresión de los intereses económicos de las clases dominantes.
En la Edad Antigua - durante el Imperio Romano, por ejemplo - las leyes protegían los intereses de los dueños de los esclavos, que constituían la clase más poderosa de aquella época. Más adelante, durante el Feudalismo, la normativa legal de esos siglos se encontraba en perfecta sintonía con los intereses de los señores feudales y los monarcas. La normativa legal estaba consagrada a proteger a la clase social dominante - y también minoritaria- de ese momento histórico.
Cuando, después de la Revolución Francesa, los capitalistas se fueron haciendo con el poder economico primero, y politico después, en las diferentes sociedades europeas se reprodujo un fenómeno similar . El contenido de las leyes encontraron su consonancia con los intereses económicos de la burguesía ascendente.
¿"LA VIOLENCIA, PARTERA DE LA HISTORIA"?
Pero... ¿podía haber sucedido de otra manera? No cabe en la cabeza de nadie, que las clases sociales "que mandan", que son a su vez propietarias de los medios de producción - es decir, de las industrias, las grandes compañías, los Bancos, de las multinacionales y de los grandes medios de comunicación-, iban a permitir que las leyes que elaboran las instituciones que ellos controlan a través de sus representantes políticos, contradigan o pongan en peligro su propio poder y supervivencia como clase social dominante.
Ese fue, justamente, uno de los motivos por los que Federico Engels, el colega del celebérrimo Carlos Marx, se permitió afirmar que "la violencia es la partera de la historia", una frase que durante el último siglo y medio ha sido utilizada aviesamente para presentar tanto a Engels como a Marx como terroristas e incitadores de la violencia .
En realidad, con esa frase, Engels no hacia otra cosa que constatar lo que tantas veces ha sucedido a lo largo de la Historia: que las clases sociales dominantes nunca han abandonado ni su poder ni sus privilegios pacíficamente, sino que han recurrido a la más brutal de las violencias para defender su poder omnímodo.
LA ILUSION DE UNA "JUSTICIA NEUTRAL"
Conviene, igualmente, despejar algunos otros equívocos deliberados, muy en boga en la etapa postmoderna en la que vivimos, según los cuales las leyes y sus contenidos responden a una visión "equitativa", "neutral" y "equilibrada" entre los intereses de los diferentes cleses o estratos que componen una sociedad dada. Contrariamente a este relato dominante, las leyes no han representado nunca lo que eufemísticamente se llama, el "interés general". Esta afimacion no es una mera opinion. Es una elocuente evidencia histórica, perfectamente constatable por todo aquél que esté interesado en conocer qué fuerzas sociales son las que determinan nuestra vida cotidiana,
No obstante lo dicho, sí es cierto que la verborrea leguleya tras la que se esconde el floripondio legal trata de escenificar una apariencia de neutralidad y distancia entre la "Justicia" y los intereses de los diferentes grupos sociales. El mantenimiento de la denominada "paz social" lo hace aconsejable para evitar suscitar la suspicacia de las mayorías.
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