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Jueves, 25 de Junio de 2020 Tiempo de lectura:

¡SOY MUJER, POR MIS SANTOS COJONES!

"Decretando que el sexo no existe, la "Teoría Queer" convierte el derecho a transicionar de mujer a hombre, o viceversa, en una frivolidad"

Ilya Topper, periodista nacido en Almería y residente en Estambul, analiza críticamente en este artículo la corriente teórica postmoderna que sostiene que el sexo es una simple construcción cultural. Esta teoría que se pretende convertir en ley en el Estado español - advierte Topper - "convierte una operación de cambio de sexo en algo tan frívolo como una cirugía estética". "Antes - explica - transfobia era poner en duda que hubiera personas que necesitaran pasar a un sexo distinto al suyo. Ahora, será tránsfobo asegurar que existe un sexo distinto del otro".

 

 

Por ILYA TOPPER.-

 

 

       Era verano en Cádiz. El profesor J. tomó a su hija de dos años, bajó a la playa, le quitó el pañal, le puso crema solar y la dejó jugar desnuda en la orilla mientras se afanaba con un castillo de arena. Llegó una madre con un niño de edad similar.

 

– Anda – le dijo a su hijo – , vete un poco a jugar con el nene de allí.

 

  - Perdone, señora -dijo J.- Es nena, no nene.

 

  - Ah, ¿cómo voy a saberlo? -replicó la mujer- Como no tiene agujeros en las orejas.

 

  - Señora, si usted cree que nenes y nenas se distinguen por la forma de las orejas, usted sabe muy poco de anatomía humana.

 

   Bien. Creo que con esta anécdota, totalmente verídica [pensaba que J. se la había inventado hasta que leí en la prensa seria que se le perforan los lóbulos a las pequeñas porque era “determinante para distinguir el bebé niño de la niña” (El País)] ha quedado clara una cosa. La diferencia entre sexo y género.

 

 

La disforia sexual existe, vivir en un cuerpo que a uno le parece opuesto al que piensa que debería tener puede crear graves problemas psicológicos y la ciencia ha avanzado lo suficiente como para resolverlo mediante una operación. Firmo a favor

 

 

 

¿El género lo tendrás en el almacén?

 

   El sexo de una criatura se determina observando la parte de la anatomía que se llama en castellano sexo (acepción tercera). El género (acepción tercera también) es el conjunto de elementos que se añaden (o quitan) a cada uno de los dos sexos para adecuarlo a la imagen que la sociedad tiene de ellos. Los agujeros en las orejas para llevar pendientes. El vestidito rosa, las muñecas, más tarde la barra de labios, los tacones, la docilidad, el pensamiento no racional, etcétera.

 

 

   Esta acepción de género es reciente. Aún recuerdo a la mujer que vino a visitar la oficina de la ONG donde yo trabajaba y que al oír que Laura llevaba temas de comercio justo y de género miraba las estanterías de la pared y comentó: Pero el género lo tendréis en el almacén ¿no?

 

 

Con la teoría 'queer' transicionar de mujer a hombre, o viceversa, se convierte en un ejercicio completamente estéril

 

 

  Esto era a inicios del milenio y la tercera acepción de género aún no figuraba en la RAE. Aún decíamos “estereotipos sexuales”, como habían hecho de toda la vida Carmen de Burgos, Clara Campoamor, Germaine Greer, Elaine Morgan o Simone de Beauvoir, quien no escribió 'El segundo género'. Pero el feminismo en bloque se embriagó con la palabra. Ocultaron la violencia machista púdicamente bajo el neologismo “violencia de género” y expulsaron al propio feminismo de sus escritos para reemplazarlo por un “enfoque de género”. El sexo ya no contaba. El patriarcado, se explicaba ahora, oprimía a la mujer por su género.

 

  Este fue el primer error.

 

 

La causa es la vulva

 

[Img #62916]

 

    El patriarcado oprime a la mujer por su sexo. Oprime a cualquier mujer por el hecho de nacer con chochete, como decimos en Cádiz. Completamente al margen de si se pone el vestidito rosa o lleva vaqueros, de si se coloca pendientes o se rapa el pelo, de si es emocional y compasiva o racional y tajante. Los estereotipos del "género" se le asignan a la mujer para encuadrarla en un rol social y oprimirla mejor. Son la consecuencia, no la causa. La causa es nacer con vulva.

 

 

   Si no, que se lo digan a las niñas abortadas -simplemente porque iban a ser niñas- en China, Armenia y Georgia. A las de Egipto, Sudán y media África a las que se les practica la ablación al rato de nacer. Lo que se les corta no es un rol social sino una cosa llamada clítoris que tienen entre las piernas. Que se lo digan a las miles de chicas asesinadas cada año a tiros por sus propios familiares en Jordania, Iraq, Arabia o Kurdistán, solo por la sospecha de que han perdido el himen.

 

 

Los estereotipos del "género" se le asignan a la mujer para encuadrarla en un rol social y oprimirla mejor. Son la consecuencia, no la causa. La causa es nacer con vulva

 

 

 

    Que lo digan a las millones de adolescentes casadas a la fuerza por miedo a que en algún juego lo pierdan. La virginidad no es un rol social sino una membrana, o así la imaginan millones de familias que acuden al ginecólogo para certificar que la niña está entera. Que se lo digan a las cientos de millones de mujeres a las que les imponen el hiyab o el burka para que su cuerpo de mujer no excite a los hombres en la calle. No es un rol social lo que se pretende ocultar: es su cuerpo.

 

 

  Dejar que el género usurpara el lugar del sexo en el discurso feminista se convirtió en un tobogán hacia una trampa mortal. Porque un buen día nos despertamos y el sexo había desaparecido. Literalmente. En su lugar había frases como estas:

 

 

- "No existe un sexo 'natural' porque el 'sexo', como categoría médica o cultural, no es más que el resultado momentáneo de una batalla para adueñarse del significado de la categoría”.

 

- "No existe el sexo. Sólo hay un sexo oprimido y un sexo opresor. Es la opresión que crea el sexo y no al contrario".

 

- "La idea de dos sexos es simplista. Los biólogos ahora creen que hay un espectro más amplio... La noción de un binarismo sexual natural está construido culturalmente".

 

 

    No era una reunión de terraplanistas. Eran las redes sociales de prestigiosas feministas como Beatriz Gimeno, que se alineaba públicamente con las autoras de estas frases. Había neurocientíficas que declaraban, ex cátedra, que efectivamente hoy día ya no se puede definir el sexo biológico, ni siquiera por las famosas parejas de cromosomas XX y XY y mucho menos por órganos tan circunstanciales como son pene y vulva. Eso ya solo lo hacen los ultraderechistas y los fundamentalistas católicos, decían. Lo que no quedaba claro es si esto está consensuado con los biólogos que estudian las ballenas, las grullas o los galápagos marinos.

 

 

 

Dejar que el género usurpara el lugar del sexo en el discurso feminista se convirtió en un tobogán hacia una trampa mortal. Porque un buen día nos despertamos y el sexo había desaparecido.

 

 

Mujer a voluntad

 

[Img #62910]

Del "transgenerismo" a la "transedad". Un hombre de 52 decidió ser una niña de seis y logró ser aceptado como tal por una familia. Ahora dice actuar como la hermana menor de otra niña de siete años, hija de su nueva familia adoptiva

 

 

    No sé si con los biólogos, pero con los diputados del Parlamento Español se está consensuando. Reza la proposición de ley 122/000191 del 2 de marzo de 2018: “1. 3. La autodeterminación de la identidad sexual no podrá ser puesta bajo cuestionamiento de manera que en ningún momento, proceso o trámite se exigirá la aportación de medios probatorios de aquella. En todo momento será considerada e interpretada de acuerdo a la manifestación de voluntad personal”.

 

 

 

      Con esta ley, una operación de cambio de sexo será tan frívola como una simple cirugía estética. Un capricho que no se puede fundamentar en ningún diagnóstico, porque no hay diferencias entre los sexos, salvo la propia palabra

 

 

 

    En otras palabras, usted, señor, se levanta un día, acude al registro, se declara mujer y ya. Es casi esperanzador: si la humanidad ha conseguido que se puede elegir ser mujer u hombre con declararlo, y que la Administración tiene que expedir 'ipso facto' un pasaporte conforme, tal vez en un futuro cercano, cualquier turco, marroquí o peruano podrá acudir a un consulado y obtener un pasaporte europeo mediante "manifestación de su voluntad personal" de sentirse español. Sería una hermosa manera de superar esos viejos nacionalismos y racismos que aún dividen nuestro mundo.

 

 

   ¿Lo veremos en el próximo debate en la Cámara de Diputados? ¿O resulta que solo nos podremos cambiar de sexo, pero no de nacionalidad, porque la nacionalidad es una condición natural difícil de adquirir, solo tras años de esfuerzos, pero el sexo una mera construcción social sin importancia que se puede repartir gratis? Claro, cómo va a tener importancia algo que únicamente les complica la vida a las mujeres.

 

 

  Lo que esta nueva ley prevé proteger no es la condición de un sexo en desventaja, como pedía hasta ahora el feminismo, sino el deseo personal de cada ciudadano. Puede usted tener barba y pene que será mujer a todos los efectos legales. Y si alguien lo pone en duda, usted tendrá asesoría jurídica gratuita para denunciarlo por transfobia.

 

 

 

¿Transexual? No, transgénero

 

    Porque ser 'trans' ya no es ser transexual, como hasta hace pocos años, cuando aún aplaudíamos que Andalucía o Aragón financiaran la operación de cambio de sexo a quienes lo necesitaran. Necesitaran, digo, porque lo teníamos claro. La disforia sexual existe, vivir en un cuerpo que a uno le parece opuesto al que piensa que debería tener puede crear graves problemas psicológicos y la ciencia ha avanzado lo suficiente como para resolverlo mediante una operación. Firmo a favor.

 

 

      Hay quienes declaran, ex cátedra, que hoy día ya no se puede definir el sexo biológico. Lo que no queda claro es si esto está consensuado con los biólogos que estudian las ballenas, las grullas o los galápagos marinos

 

 

      Ni operación, ni disforia, ni nada. Ahora ser trans es ser transgénero y cambiar de sexo "en ningún caso podrá estar condicionado a la previa exhibición de informe médico o psicológico alguno", según la proposición de ley. Adios diagnóstico, adios necesidad médica, adios derechos de los transexuales.

 

 

     ¿A qué estará condicionado? ¿Al género? Esto pensaba yo al principio. El concepto del transgénero existe en varias culturas tradicionales: están las burnesha, las 'vírgenes juradas' de Albania que se convertían en hombres –a todos los efectos sociales– para asumir el rol de jefe de familia o para evitar un matrimonio forzado. No es casualidad que hoy haya prácticamente desaparecido, pues solo tenía sentido en un contexto de patriarcado extremo, sangriento, que castigaba con la muerte a la mujer que se saliera de su rol.

 

 

    Están los khanit en Omán, hombres que, sin contar propiamente como mujeres, asumen un rol de 'afeminados'. Tiene sentido en una sociedad tan patriarcal que ser gay sería el fin de la vida de un hombre 'normal'. ¿Y venir ahora en Europa, tras un siglo largo de lucha feminista contra el patriarcado, a declararse transgénero para encajar en este tipo de roles sexuales en lugar de terminar de derribarlos? No me parecería muy feminista, pero resulta que el objetivo no era este. No. Iba más lejos.

 

 

El sexo ya no existe

 

 

    Es cierto que por las redes pululan los trans barbudos que aseguran demostrar fehacientemente su condición de mujer comprándose un monedero de lamé dorado y poniéndose un vestido rosa (caso verídico). Pero está claro que para declararse mujer ya no hace falta parecer una mujer, ni cumplir los estereotipos del género. Es decir, el concepto "mujer" u "hombre" ya no se define ni por la anatomía, ni por la ciencia, ni tampoco por el género creado por el patriarcado. No se define, punto. No existe definición y, por ende, tampoco diferencia. Soy mujer, por mis santos cojones.

 

  

   La teoría 'queer' era esto, resulta. Y así, transicionar de mujer a hombre o viceversa se convierte en un ejercicio completamente estéril. Es salir de una celda para meterse no en la vecina, sino en la misma celda. Antes, transfobia era poner en duda que hubiera personas que necesitaran –por razones médicas– pasar a un sexo distinto al suyo. Ahora será tránsfobo asegurar que existe un sexo distinto del otro.

 

 

 

     Antes, transfobia era poner en duda que hubiera personas que necesitaran –por razones médicas– pasar a un sexo distinto al suyo. Ahora será tránsfobo asegurar que existe un sexo distinto del otro.

 

 

 

    Con esta ley, una operación de cambio de sexo será tan frívola como una simple cirugía estética. Un capricho que no se puede fundamentar en ningún diagnóstico, porque no hay diferencias entre los sexos, salvo la propia palabra. Es la maniobra perfecta para conseguir lo que la represión patriarcal no ha conseguido nunca: acaba con el feminismo eliminando, por ley, la existencia de las mujeres.

 

 

 

       De paso borra de un plumazo un siglo de lucha por los derechos de los homosexuales. No se puede ser homosexual –sentirse atraído por el mismo sexo– si el sexo, por ley, no existe como categoría definible. Y da reparo escribirlo por inverosímil, pero esta ideología se está ya utilizando en los países anglosajones, siempre tan avanzados, para ilegitimar el colectivo de las lesbianas y expulsarlas de las marchas del 8 de Marzo, en cuanto enarbolen una pancarta con una frase tipo “Nos gustan los coños”.

 

 

 

      De paso, se borra de un plumazo un siglo de lucha por los derechos de los homosexuales. No se puede ser homosexual –sentirse atraído por el mismo sexo– si el sexo, por ley, no existe como categoría definible.

 

 

 

    Lesbianas eran, lo recordamos, las mujeres que se enamoraban de otras mujeres y preferían tener sexo con ellas. Aún pueden ustedes leer en las redes sociales insultos machistas que proponen a las lesbianas “curarse con una buena polla", como en Sudáfrica, donde se las viola sistemáticamente para tal fin. Pero ya pueden leer también, en cuentas declaradas “feministas”, insultos que acusan a las lesbianas de “tránsfobas” si rechazan esa "buena polla". Porque si el propietario de ese pene asegura ser mujer, a una lesbiana debe gustarle esa polla por cojones.

 

 

Patriarcado y racismo

 

   Esto es lo que la teoría queer llama 'feminismo': proteger jurídicamente el derecho al sexo de quienes tienen pene. Recordamos que la proposición de ley anima expresamente a denunciar (sin pagar costes en el caso de perder) cualquier “situación discriminatoria”. Y para una mujer que discrimine entre pollas y coños, los portavoces 'queer' han inventado un insulto contundente: TERF (sí, la F es de feminismo; ser feminista forma parte del insulto).

 

 

       Porque el feminismo, este que lleva un siglo luchando, con éxito, contra el patriarcado, ahora está a punto de ser ilegalizado gracias a la teoría 'queer'. “No se puede incluir a las mujeres trans en un discurso que nace del 'a las mujeres nos discriminan por tener coño'”, dice este discurso. ¿Por qué no? Porque este discurso feminista atiende, quién lo habría dicho, a las mujeres nacidas con vulva y útero. Un discurso “en el que preocupan mucho los métodos anticonceptivos para mujeres cis mientras a las mujeres trans nos están esterilizando sistemáticamente sin que nadie escuche nuestras voces gritar que ya basta”.

 

 

      "Ya es posible leer en la red, en cuentas declaradas “feministas”, insultos que acusan a las lesbianas de “tránsfobas” si rechazan tener sexo con el propietario de un pene que asegura ser mujer. A la lesbiana debe gustarle esa polla por cojones"

 

 

       Por si usted no entiende a qué se refiere lo de esterilizar: se refiere a los hombres que se someten voluntariamente a una terapia hormonal para cambiar su aspecto físico por algo más 'femenino' y que suelen perder la capacidad fecundadora de su esperma. Esto es a lo que la teoría 'queer' llama "feminismo": clamar por el derecho de los hombres a reproducirse esparciendo sus propios y valientes genes.

 

 

       La frase citada es de la revista Pikara Magazine que, duele escribirlo, es uno de los medios de referencia en España de lo que hoy se llama feminismo. Si yo fuera Beatriz Gimeno, desde luego, me daría vergüenza escribir allí. Sobre todo tras leer otra frase del mismo artículo, firmado por una tal 'Cisterna Transfemmenista', que enumera las tan distintas experiencias de las mujeres en el mundo, sometidas, todas ellas, dice, al patriarcado:

 

 

    “Una mujer cis euroblanca difícilmente experimentará el miedo a la ablación de clítoris, una mujer cis de Egipto nunca vivirá con la presión asfixiante institucional y social por mutilarse el pene que sufrimos las mujeres trans”.

 

 

   En la balanza de la teoría 'queer', tal y como la presenta Pikara, el deseo de un hombre español de convertir su pene en vagina pesa lo mismo que la mutilación forzosa de 200.000 niñas egipcias.

 

 

 

     Sí, han leído ustedes bien. Una revista que se hace llamar feminista está poniendo en un plano de igualdad la mutilación genital que sufren dos millones de niñas egipcias cada año, entre dolores, infecciones, muertes y dificultades para volver a sentir placer en su vida, con el centenar de vaginoplastias que solicitan, amparados por la salud pública, un centenar de hombres cada año en España.

 

 

 

   En la balanza de la teoría 'queer', tal y como la presenta Pikara, el deseo de un hombre español de convertir su pene en vagina pesa lo mismo que la mutilación forzosa de 200.000 niñas egipcias.

 

 

 

   Esto ya no sé si es el patriarcado más espantoso que cabe imaginar: el patriarcado multiplicado por un igualmente espantoso racismo.

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  • ernesto melian

    ernesto melian | Lunes, 29 de Junio de 2020 a las 22:19:58 horas

    SOCIALISMO O BARBARIE. Esta es la única razón, las churras con merina o gallinas legonas con japonesas, son las que el liberalismo marca. El Lobby que deja dinerito como el movimiento Gay que mas que una reivindicación de las personas se ha convertido en una fiesta del capital, el Lobby Qeer que mas de lo mismo es lo que, les interesas a los y las / descerebrados, guay, de izquierdas, progres del neo-liberalismo . Las cárceles con personas por nombrar al rey por votar como en Cataluña, el paro, los desahucios, y las mujeres que no pueden abortar para no cansar, eso no se lo cuestiona nadie, lo que se reivindican son sexo, amputaciones, comprar niños de vientres de mujeres pobres, la prostitución que es pura esclavitud y aún se defiende estos/as grupúsculos de flipados, intolerantes con las mujeres, misoginos a mas no poder. Que mundo de flipados por Dios.
    Eso si quieren ser mujeres pero de la clase que determine los flipados. Anda yaaaa vete con los cuentos a otra parte. Viva las mujeres feministas, las biológicas, las madres, las que paren al mundo entero. NO HAY OTRAS.

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  • Redstar

    Redstar | Lunes, 29 de Junio de 2020 a las 07:41:43 horas

    En mi opinión, este debate se reduce a SUPEDITAR las variables raza, sexo o nacionalidad a la variable CLASE.
    Es así de sencillo.

    In my opinion, this debate comes down to subordinating factors such as race, sex, or nationality, to the factor SOCIAL CLASS.
    It's that simple.

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  • Separando

    Separando "churras" de "merinas" | Sábado, 27 de Junio de 2020 a las 14:53:25 horas

    "Mezclar churras con merinas" desde luego que es contraproducente. Y más aún cuando uno -o una- ha ido tragándose, sin tener elementos para digerirlo, una buena cantidad de irracionalismo postmoderno, como ha sucedido en las últimas décadas. Este irracionalismo, unido a la tendencia a defender nuestra trinchera sin razonar ni atender a los razonamientos ajenos, hace que algunos -y algunas- vean "transfobia" en cualquier planteamiento que no sea el que han convertido en la nueva Biblia y que, procede, lo sepan o no, de la Teoría Queer. Hagamos, de todas formas, un esfuerzo de racionalidad, con la esperanza de que alguno -o alguna- sea capaz de reflexionar.

    1º) Decir que "nadie pone en duda el sexo" supone, simplemente, que quien lo hace tendría que ponerse a leer un poco antes de hablar para no meter demasiado la pata. Se pueden aportar una tonelada de "papers" y artículos que niegan que el sexo sea una realidad natural y acusan de "biologicistas", y por supuesto de "tránsfobos", a quienes se atreven a disentir de semejante disparate postmoderno. El primer comentarista debería, por ejemplo, intentar demostrar que es falso lo que dice el autor del artículo: que en las redes sociales de personas como la diputada podemita Beatriz Gimeno se han reproducido estas tesis irracionalistas (cosa que, ya le adelanto, le será imposible). Justamente a partir de estas tesis irracionalistas se construyen muchos de los disparates de la Teoría Queer.

    2º) Solo desde un planteamiento irracional se puede acusar de "transfobia" a quienes defienden que se respete totalmente a los transexuales y su derecho a, si lo desean, hacer su transición de sexo y operarse para ello. Quienes defendemos este derecho tenemos muy claro que este es un tema muy serio, que no se trata de ningún "capricho". Por eso creemos que todo este proceso debería ser costeado por la la Sanidad Pública. Pero también por el mismo motivo, porque es algo muy serio, que afecta gravemente a las personas con "disforia de sexo", es necesario que esta personas sigan un proceso. No puede bastar con que mañana yo diga que me siento mujer para que pase a ser una mujer por ley, aunque pasado mañana decida que vuelvo a ser hombre, o ni una cosa ni la otra. Con un poco de empatía que tengamos nos debe bastar para ponernos en el lugar de las personas trans que deben enfrentarse a la incomprensión de la sociedad, que incluye a muchos de los psicólogos y otros médicos que los tratan durante ese proceso, pero suprimirlo totalmente, para dar lugar a una "autodeterminación inmediata", es un peligrosísimo disparate que, aunque no se den cuenta, va en contra de las propias personas transexuales, porque convierte algo muy serio en una frivolidad. El disparate se pone también en evidencia con los nuevos planteamientos sobre los menores de edad que quieren convertir en ley. Solo un pequeño porcentaje de los niños y niñas que parecen presentar "disforia" acaban siendo transexuales. En la mayoría de los casos estos trastornos de identidad desaparecen con el desarrollo y la pubertad. Muchos simplemente están experimentando con su sexualidad, etc. Por eso son un disparate, que podría convertirse en tragedia, las pretensiones de algunos de empezar a hormonar a los menores. Lo lógico es que a estos menores se les respete totalmente la identidad que sienten en cada momento, no se les fuerce a manifesarse de manera diferente, se les acompañe, se les apoye, se eduque a sus compañeros para que también lo respeten y SE ESPERE a que sean mayores para que entonces, y SOLO ENTONCES, puedan decidir qué es lo que quieren hacer. Si durante este proceso de maduración se mantiene su identidad, entonces se podrá concluir razonadamente que esta persona necesita la ayuda médica y el reconocimiento legal para adecuar su realidad física a la su manera de ser y sentir. ¿Estoy siendo demasiado "tránsfobo"?

    3º) Tiene mucho razón la comentarista que hace la analogía entre las acusaciones de "antisemitismo" que los sionistas lanzan a cualquiera que critique los crímenes de Israel, aunque sean otros judíos, y las acusaciones de "transfobia" con la que, a falta de argumentos razonados, se despechan los defensores de la nueva "ortodoxia Queer" contra cualquiera que se atreva a cuestionarlos. Es, efectivamente, una suerte de nueva inquisición o Caza de Brujas, que pretende imponerse por el miedo. Pretenden que se tenga miedo a ser tachado de "fascista" o miembro de "Opus Dei" y que, de esa manera, nadie se atreva a hablar, opinar o razonar. Pero son estas teorías, que la gente común ve, con razón, como disparatadas, las que contribuyen a alimentar el discurso reaccionario de la extrema derecha, y además hacen un flaco favor a las personas transexuales, que aparecen mezcladas, como las "churras y las merinas", con todo tipo de frívolos personajes que nada tienen que ver con la realidad de la mayoría de este colectivo, efectivamente arrastrado a la marginalidad.

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  • Elisa

    Elisa | Sábado, 27 de Junio de 2020 a las 01:59:30 horas

    A "transfobia mata": Dice usted que nadie pone en duda que el sexo es algo biológico; la teoría queer sí. Dice que sólo se trata de la identificación de género ¿Entonces por qué hormonación? Paso de lo de los géneros en el Paleolítico, porque suena a ciencia-ficción. Pero ¿realmente cree que los queer que están en todos los medios del capital, en las universidades y en la empresa, que son quienes están marcando la agenda transexual (o, perdón, transgénero), son lumpen-proletariado? En la comunidad trans también hay clases, orientaciones políticas y filosofías. Hay transexuales que no comulgan en absoluto con lo queer ni están a favor de la propuesta de ley que hay sobre la mesa. Pero a estos/as no se les oye ¿Por qué será? Y ¿transfobia por opinar, no denigrar ni ofender, sino opinar con argumentos? Esto se va pareciendo mucho a la táctica de aplicar la etiqueta de antisemita a todo aquel que critique al Estado de Israel. No tiene ningún sentido, pero sí mucho de autoritarismo y fanatismo.

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  • Maria Isabel

    Maria Isabel | Viernes, 26 de Junio de 2020 a las 23:13:07 horas

    Los Bobby Qerr , junto con el neo liberalismo, les pregunta a todo lo que se cuestiona sus barbaridades, lo siguiente: ¿ Que si les dan la razón a Hazte oír?
    Claro le podríamos preguntar que si son precisamente los Lobby Qeer los que tienen la razón absoluta?
    Señores y señoras Qerr, si es un problema de envidias, impotencias , caprichos, frustraciones u otros y no quieren reconocer que las mujeres son Biología, clase, las que paren a la humanidad y el motor de la historia junto con los hombres y como clase social, que les podemos decir para su consuelo?. Como ustedes tienen mucha imaginación y por supuesto fuerza económica, por ello les apoya el neo liberalismo, apuesten por las técnicas, genéticas u otras que se me pueden escapar, que puedan dar respuesta a sus problemas personales. Tal vez algún día con un aparato reproductor femenino de plástico, o de tomisas de plataneras hagan el milagro deseado. Parir para todo el logro de sus frustraciones. Así dejaran atrás la abominable misoginia galopante que les habita.
    Ustedes no pueden dirigir, o ser piedra angular de la lucha feminista porque esta es lucha de clases, por tanto la mujer como parte de ella, es la que tiene que protagonizar. Al igual que los capitalistas no pueden dirigir el socialismo porque es obra de las clases antagónicas, hombres y mujeres trabajadoras y pobres, a las que ustedes ignoran y hasta desprecia puesto que el Lobby qeer lo mueve el dinero. Si no lo reconocen o entienden es por puro interés, ciego y anti natura.
    Apuesten por otra alternativa que nos saquen a todas/os de la esclavitud, así yo votaré por ustedes, de otra forma no.¡ Menos ficción y más revolución!
    ¡Quieren ser mujeres a la fuerza, defenestrando y negando a las mujeres!
    Fuera la intolerancia y construcciones artificiales para engordar al capitalismo. Viva la lucha de clases.

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  • La transfobia mata

    La transfobia mata | Viernes, 26 de Junio de 2020 a las 22:53:25 horas

    Mezclar churras con merinas, qué bien. Nadie pone en duda el sexo, algo biológico y material. Se trata de la identificación de género. Puesto que el género se ha construido histórica y socialmente hasta haber quedado definido en dos (aunque en sociedades paleolíticas y vinculadas al comunismo primitivo existían otros géneros). Por tanto, el género, se confiere a las personas en su nacimiento desde la propia sociedad, vinculándolo al sexo, pero NO ES BIOLÓGICO sino que adquiere una dimensión SOCIAL. De ahí que se hable de sistema sexo-género. Y no es cuestión de defender la teoría queer tampoco, que pretende que haya tantos géneros como estrellas en el cielo, cuando tampoco tiene puñetero sentido.

    Y que este artículo se publique en un medio supuestamente de izquierdas cuando el colectivo trans es uno de los colectivos más oprimidos socialmente, rozando el lumpen-proletariado y quedando relegados a la terrible prostitución y unas tazas de drogadicción y suicidios altísimas, me parece vergonzoso. Pero vamos, ustedes sabrán.

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