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Martes, 26 de Mayo de 2020 Tiempo de lectura:

EN CUBA ESTÁ PRESENTE LA CERTEZA DE UN FUTURO MEJOR

Un eco entre la desesperanza del mundo

Abatidas por el azote de la pandemia y temerosas por la crisis que ya comienza a extender sus tentáculos, millones de personas en buena parte del mundo están sumidas - escribe nuestro colaborador Orlando Ruiz Ruiz - en la desesperanza y el desamparo (...).

 

 

 

POR ORLANDO RUIZ RUIZ PARA CANARIAS-SEMANAL.ORG.-      

 

 

   Los estados neoliberales, sometidos a las oligarquías y sujetos al dogal de la banca internacional, son incapaces de encarar acciones de beneficio popular  si estas lesionan los intereses de las minorías dominantes.

 

   Al referirse a esta dura realidad del presente, Malcom D’, un internauta británico de los tantos que en todas las latitudes deploran por estos días la situación de sus países, expresaba:

 

 

   “Casi nadie confía en la certeza de un futuro mejor, salvo si viviéramos en Cuba. Los que tenemos fe nos aferramos al símbolo que la Revolución cubana representa. La prueba de que la justicia y la igualdad son posibles  está en esta isla, que es la encarnación de la dignidad y la esperanza del hombre”.

 

 

   Volver la mirada a Cuba en estos momentos de crisis, se debe sencillamente a que en esta tierra habita un pueblo consciente de que a pesar de todo lo que nos han obligado a padecer los que nos odian, nuestro sistema social es el más justo, por su accionar democrático, capaz de hacer posible en cualquier circunstancia la distribución equitativa de la escasa riqueza de que disponemos. Aquí compartimos entre todos carencias, beneficios y riesgos.

 

 

    En Cuba no hay diferencia salarial entre mujeres y hombres ni impedimenta alguna para que las primeras accedan al desempeño de cualquier actividad humana y de las más altas responsabilidades del Estado y el Gobierno, como también ocurre con negros y mestizos.

 

 

  Cualquier familia de barrio tiene un hijo a quien la Revolución hizo médico o ingeniero sin pagar un solo centavo; más del 97% de los ciudadanos vive en una casa propia; el derecho al trabajo de cualquier categoría se conquista con el solo mérito del saber y la cultura adquiridos en un país donde el acceso la enseñanza es universal  y gratuito.

 

 

   Es raro encontrar en el mundo un lugar en que el pueblo haya tomado parte tan activa en los destinos de la nación como el nuestro. La mayoría abrumadora de los cubanos está presente en las verdes y en las maduras, participa como un agente activo de las soluciones y está consciente de que nunca será abandonado a su suerte porque él mismo forma parte del bienhacer  del gobierno que ha elegido.

 

 

   Una de las principales bases de todos nuestros éxitos ha estado en la dirección política con que hemos contado para enfrentar dificultades, amenazas y presiones de todo tipo.

 

 

   No en balde tuvimos y tenemos un Fidel,  el hombre –según una de las tantas definiciones que lo enaltecen-- que “se convirtió en leyenda cuando libró una batalla de medio siglo con la mayor potencia del mundo, como un David que en lugar de matar a Goliat, lo confundió de tal forma que lo hizo por años moverse en círculos con su mazo amenazante sin saber donde asestar el golpe mortal.

 

 

  “Bajo su mando Cuba, un país que vivía de su comercio, con una fuerte dependencia de Estados Unidos antes de 1959, resistió un bloqueo de más de medio siglo; una invasión militar organizada por la Agencia Central de Inteligencia y articulada con mercenarios cubanos; la dura prueba a que sometió al país la crisis de los misiles, -un conflicto que estuvo a punto de terminar en una guerra nuclear mundial- y el devastador ‘período especial’, otro difícil trance en lo económico y social que solo un pueblo preparado bajo la forja y guía de su líder estaba en condiciones de resistir”.

 

 

   Raúl, con su  sencillez  y heroísmo propios de la leyenda, depositó en nuestra sementera patriótica la convicción que lo llevó junto a Fidel al Moncada, al Granma y a la Sierra: Sí se pudo, si se puede y sí se podrá.

 

 

    La filosofía de trabajo adoptada por el presidente Miguel Díaz-Canel es “tenemos que hacer entre todos lo que eran capaces de hacer Fidel y Raúl”, y así enfila la administración del Estado  a un gobierno desde la calle, desde el sentir de las masas, con el oído pegado a cuanto piensa y padece el simple ciudadano con quien se encuentra al paso.

 

 

   Ahora el reto que nos ha impuesto la más brutal intensificación del bloqueo y la devastadora epidemia que se adueñó del mundo es mayor, pero es también mayor la experiencia y la base material con que contamos. La prueba es que apoyado en su sistema de salud universal y gratuito y la estrategia de un gobierno responsable seguido por todos y consagrado al enfrentamiento de la pandemia, el pueblo cubano venció la peor etapa de la lucha contra la enfermedad, mientras naciones del llamado Primer Mundo se debaten aún con el creciente número de contagios y muertes sin vislumbrar una solución.

 

 

  Cuba ha repartido médicos en todos los continentes y ofrece así un ejemplo de solidaridad que nadie ha podido igualar. Ahora, respaldada por su soberanía económica, está lista para asegurar la mejor salida posible ante la recesión mundial, sin desempleados, incontrolables subidas de precios ni políticas de choque que anulen los servicios básicos a la población, como acaba de acordar el Consejo de Ministros.

 

 

   Es por estas y otras tantas hermosas razones que muchos sueñan con una vida como la que disfrutamos los cubanos cuando la desesperanza es el sentimiento prevaleciente en buena parte del planeta.

 

 

                                                                                                                                                                                                                          

 

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  • Saburo

    Saburo | Viernes, 29 de Mayo de 2020 a las 08:54:28 horas

    Cuba con sus pequeños defectos y sus grandes virtudes no será la solución, pero sin duda si es el camino. Muchos cubanos han dejado su país en busca del dorado prometido, ese es el único defecto que le veo, pero muchos se quedan ante la esperanza de un futuro que les ilusiona. ...." no vivo en una sociedad perfecta....." cantaba el juglar, ".....más se acerca a lo que yo,simplemente soñé".
    Viva no sólo Cuba socialista, viva el mundo entero socialista.

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