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Martes, 19 de Mayo de 2020 Tiempo de lectura:

EL COVID-19 COMO EXCUSA PARA LA MILITARIZACIÓN DE LA SOCIEDAD: LOS CASOS DE ESPAÑA Y BRASIL

"Militarizar la política supone imponer el disciplinamiento social a las poblaciones que sufren"

En Brasil, Jail Bolsonaro acaba de nombrar a un general como ministro de sanidad, justo cuando ese país super a España e Italia como país con más afectados por Covid-19. Sin embargo, la militarización de la gestión de la pandemia está siendo una constante (...).

 

Por FERMÍN DOMÍNGUEZ PARA CANARIAS SEMANAL. ORG.-

 

 

      El “arte” español para ocultar la realidad tiene muchas formas y se expresa a través de diversos síntomas sociales. Como el que manifiestan quienes buscan en aberrantes fenómenos políticos foráneos la confirmación de la pretendida superioridad y “excepcionalidad democrática” del Régimen español que tienen asumido. Es lo que ocurre, por ejemplo, cada vez que Donald Trump o Jail Bolsonaro dicen o hacen de las suyas.

 


    En ello pensamos cuando supimos que, en medio de la letal pandemia de coronavirus que se extiende sin control por Brasil, Bolsonaro invistió, el sábado pasado, al general Eduardo Pazzuello, como ministro interino de Salud, luego de la renuncia del efímero ex titular Nelson Teich.

 

 

  Como su jefe Bolsonaro, Pazzuello se formó como oficial y paracaidista en la Academia Militar de Agujas Negras, donde se especializó en operaciones de comando y en políticas y estrategias aeroespaciales.

 


    Sin embargo, la realidad es que la mentalidad militar impuesta por el presidente brasileño en su desastrosa respuesta al coronavirus no ha sido mumuy diferente a la que ha prevalecido en España.

 

 

    Basta recordar,  el papel que han jugado los militares durante el tiempo que dura el enfrentamiento de la pandemia en el Reino de España, con el ejército tomando todas las calles del país y generales compartiendo ruedas de prensa diarias con los ministros de Sanidad, Interior y Transporte.

 

 

    La naturalización de esta presencia militar innecesaria desde el punto de vista sanitario hubiera sido posible sin la anuencia los medios de comunicación, que han dedicado espacios de máxima audiencia a trasmitir los homenajes marciales recibidos por los militares en sus entornos.   El énfasis castrense alcanzó su punto máximo de expresión con la arenga pública que realizara el general Villarroya durante el “Estado de alarma”.

 

 

"Ayer hablé de disciplina en esta rueda de prensa y tengo que felicitar a todos los españoles justamente por la disciplina que están mostrando, comportándose como soldados en este difícil momento"-  proclamó el general.


 

 

     E insistió: "demostremos que somos soldados cada uno en el puesto que nos ha tocado vivir".


 

 

   ¿Se trataba de una imagen de militarización "innecesaria", proyectada por el Gobierno de España, como declaró por entonces el periodista, Enric González?

 

 

 

    Categóricamente, no. Lo que se ha puesto en juego -tanto en Brasil como en España- son los “saberes contrasubversivos” aprendidos históricamente por las Fuerzas y cuerpos de seguridad de los Estados. Militarizar la política supone imponer un "disciplinamiento social” orientado a evitar las protestas en un momento político complejo, que podría dar lugar a estallidos sociales.

 

 

    Y es que el dolor que no se mitiga y la desesperación que le es propia consituyen siempre una amenaza en sociedades estructuralmente injustas donde, contrariamente, a lo que sostiene el Ejecutivo español, el coronavirus sí afecta de manera muy diferente a las distintas clases sociales. Y ello, a pesar de la profunda debilidad que enfrentan los movimientos populares en Europa.

 

 

    No puede resultar sorprendente, pues que en un país como España, con su historia de dictaduras y golpes militares, el presupuesto militar alcance los 11.500 millones de euros mientras la Sanidad pública desde el año 2009 haya visto reducir sus gastos entre 15.000 y 21.000 millones.

 

 

    Como tampoco se le puede escapar a un espectador crítico e informado la senda autoritaria de control total de la población que está siendo probada, más allá del necesario control del confinamiento.

 

 

     No por simple retórica belicista Steve Bannon, estratega de Donald Trump en las elecciones de 2016 expresó: “la política es una guerra y los generales no anuncian sus planes de batalla”.

 

 

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  • amelia hernandez prado

    amelia hernandez prado | Jueves, 21 de Mayo de 2020 a las 00:41:26 horas

    Es que aquí va la cuestión ,una cosa es procurar el cuidado de la población y otra es imponer toque de queda,porque se parece a esto segundo lo que han marcado,y claro que temen una revuelta social que puede que estén intentando contener.

    1 Respuestas Accede para responder

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