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Miércoles, 25 de Marzo de 2020 Tiempo de lectura:

TRUMP & JHONSON: LA BOLSA POR ENCIMA DE LA VIDA

Trump dice que la pandemia puede destruir el país, y que "los Estados Unidos no fue construido para ser cerrado".

Junto con Boris Johnson, Donald Trump expresa su admiración por el famoso alcalde de la película "Tiburón", que prefería que los bañistas de una ciudad turística murieran devorados por un voraz tiburón, antes de que la alarma por su presencia acabara con sus negocios turísticos. Trump, como Johnson, están convencidos de que la "productividad" está por encima de la salud y de la vida. Con ello no sólo expresan en qué consiste la naturaleza de su ideología, sino que ponen también de relieve la vesania del sistema político y económico que representan.

 

POR ADAY QUESADA PARA CANARIAS SEMANAL

 


    Es obvio que Donald Trump desea seguir la misma ruta sugerida por el premier británico Boris Johnson, que se declaró públicamente admirador del alcalde de la película "Tiburón". O sea, que en opinión de ambos, ante la presencia de un voraz tiburón en la playa, hay que permitir que los bañistas sigan en el agua, porque de lo contrario la industria turística de la localidad terminará quebrando. No  debe resultar extraño que ambos personajes piensen de esa forma, pues los dos son vivas expresiones del sistema económico capitalista que tan genuinamente representan.


   Eso fue, más o menos, lo que el mandatario estadounidense advirtió a los ciudadanos estadounidenses este mismo martes, según la agencia Reuters.

 

  "La paralización laboral por la pandemia de coronavirus puede destruir al país,  y los Estados Unidos no ha sido "construido no para ser cerrado", dijo solemne.

 

    Hablando para la cadena Fox News, Trump  manifestó que  tendría una gran alegría si observar que durante la próxima Semana Santa, el 12 de abril,  los negocios  volvían a abrir sus puertas. Dijo que los  asalariados  deberían acudir al trabajo, aunque luego  mantuvieran las distancias entre ellos.

 


     Casi uno de cada tres estadounidenses ha sido  llamado a recluirse en casa por las autoridades federales, después de que  estados como Ohio, Luisiana y Delaware se sumaran a la creciente lista de urbes norteamericanas que están reforzando las medidas preventivas para frenar la rápida expansión de la pandemia del coronavirus en su territorio.

 

      A esta iniciativa se unieron, además, ciudades como Filadelfia -Pensilvania- y Dallas -Texas-, donde  se anunció el cierre de negocios no esenciales, además del confinamiento de los habitantes. Nueva York, California, Illinois, Connecticut y Nueva Jersey han implementado medidas similares . En la actualidad EEUU es el tercer  país más tocado por la pandemia, después de China e Italia, e inmediatamente antes que España.


 
     Tal y como ocurriera con Boris Johnson, Donald Trump inicialmente menospreció olímpicamente los efectos que podía tener la pandemia, ya que los Estados Unidos eran, según él, un país tecnológicamente poderoso, capaz de enfrentarse exitosamente aún tampoco relevante virus.

 

     En la misma línea que Están sosteniendo  Johnson y  Trump,  se ha manifestado igualmente  vicegobernador del estado de Texas, Dan Patrick, que dijo que no tendría inconveniente en inmolarse a cambio de mantener a los estados unidos tal y como es para sus hijos y sus nietos que dijo:

 

    "Creo que hay muchos más abuelos que se sienten como yo", declaró patrióticamente el político republicano que cuenta ahora con 69 años. "No podemos perder el país. Estamos asistiendo a un colapso económico... Volvamos a trabajar, a vivir, seamos inteligentes. Y los que tenemos más de 70 años, ya nos cuidaremos, pero no sacrifiquéis el país, no lo hagáis, no sacrifiquéis el gran sueño americano"

 

 

     Trump, los sectores políticos más conservadores y sus colegas  del complejo empresarial,  empiezan a verle las orejas al lobo con las medidas parciales que  se han comenzado a aplicar  algunos Estados y en las grandes urbes. El sistema capitalista estadounidense está hondamente preocupado  por las pérdidas que el confinamiento y los cierres comercios  pueden provocar en la contabilidad de las grandes empresas. Ante esa inquietante disyuntiva, prefieren la muerte de sus conciudadanos a la pérdida de beneficios. Esa opción la han tenido  históricamente muy clara. De ahí que esten instando a la gente a acudir al trabajo como si se tratara de un gesto patriótico. Ponen la "productividad" por encima de la salud y de la vida. La verdad es que han procedido siempre de igual manera. Cuando los intereses generales de sus multinacionales en el exterior han corrido peligro , no han dudado un sólo instante en recurrir a la acción de los marines. ¿Por qué debe extrañarnos que ahora se muestran partidarios de  la desaparición de un sector de la población que, además,  no es productiva?  Para ellos, al final cabo, ¿qué  ha sido siempre más importante?

 

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