ALEMANIA SE REINVENTA COMO POTENCIA GUERRERA
La canciller alemana, Angela Merkel, desea involucrarse militarmente en el Medio Oriente.
La culta y desarrollada Alemania parece decidida a retomar el camino de la guerra como potencia agresora. Así se desprende de su participación en la Conferencia de Múnich sobre la Seguridad que se organiza en El Cairo y en la ciudad de Doha, con la participación de dirigentes árabes y alemanes.
Por FERMÍN DOMÍNGUEZ PARA CANARIAS SEMANAL.ORG.-
La culta y desarrollada Alemania parece decidida a retomar el camino de la guerra como potencia agresiva. Eso es lo que parece desprenderse de su participación en la Conferencia de Múnich sobre la Seguridad organizada en El Cairo y Doha, con la participación de dirigentes árabes y alemanes.
El presidente de Egipto, Abdel Fattah al-Sissi, y su ministro de Exteriores, Sameh Hassan Chukry, así como el secretario general de la Liga Árabe, Ahmed Abul-Gheit, participaron en la reunión del Cairo, los días 25 y 26 de octubre, junto a unas 40 personalidades de otros países, como los ministros de Exteriores de Níger, Uganda y Yibuti.
Esta iniciativa para la Seguridad tiene –se dice- un carácter excepcional puesto que ese foro no había organizado ningún encuentro fuera de Alemania desde hace 2 años. Sobre todo, porque se produce en momentos en que la canciller alemana, Angela Merkel, desea poner en vigor las recomendaciones de dos instituciones germanas claves de defensa, la German Marshall Fund y la Stiftung Wissenschaft Politik. Ambas recomendaron implicarse militarmente en el Medio Oriente junto a Estados Unidos, ampliando de esa forma papel en la región.
En la reunión de Doha, que se celebró los pasados 27 y 28 de octubre, se prevé ´según una nota publicada en la Red Voltaire- la participación del emir de Qatar, el jeque Tamim ben Hamad Al-Thani, en compañía de su ministro de Exteriores, Mohamed ben Abdulrahman Al-Thani. También se prevé que deben participar unas 40 personalidades extranjeras, como el ministro de Exteriores de Irán, el presidente del gobierno regional del Kurdistán iraquí y el enviado especial de la ONU para Yemen.
El gobierno alemán está siendo representado en ambos reuniones por el secretario de Estado para las Relaciones Exteriores, Niels Annen, quien fue investigador del German Marshall Fund, ante de convertirse en diputado socialista. Igualmente, la yemenita Tawakkol Karman, quien recibió el premio Nobel de la Paz en 2011, participará en el encuentro de Doha como representante de la Hermandad Musulmana.
Sin embargo, este objetivo guerrerista del estado alemán tiene un antecedente relativamente reciente, cuando en abril de 2016, Berlín , mostraba su intención de cuadriplicar la financiación del Ejército. Las previsiones al respecto señalan que para el 2030 el presupuesto anual de la Bundeswehr —Fuerzas Armadas alemanas— la convertirán en la tercera potencia más grande del mundo. Solo por detrás de los de EEUU y China.
Por entonces, la ministra de Defensa germana, Ursula von der Leyen, anunciaba además que Alemania estaba dispuesta a desempeñar un papel militar más preponderante que en el pasado. Y lo justificaba apuntando a "las agresivas acciones de Rusia, a la guerra en Siria y la escalada de los conflictos en África".
Detrás de este afán de guerra, por supuesto, no se debe descartar el empuje de las empresas armamentísticas alemanas que buscan mantener sus lucrativas exportaciones de armas a las mismas regiones medio orientales en las que hasta este momento se ha visto involucrada la nación teutona: la guerra civil de Siria y el conflicto en Yemen.
Pero no solo eso, prepararse para la guerra significa prepararse para ganarse el apoyo político de la sociedad y la movilización de potenciales reclutas. Con esa intención -en 2014- comenzaba a desarrollarse el proyecto de militarización del sistema de educación alemán que fue duramente criticado por una parte importante de la sociedad alemana.
Por FERMÍN DOMÍNGUEZ PARA CANARIAS SEMANAL.ORG.-
La culta y desarrollada Alemania parece decidida a retomar el camino de la guerra como potencia agresiva. Eso es lo que parece desprenderse de su participación en la Conferencia de Múnich sobre la Seguridad organizada en El Cairo y Doha, con la participación de dirigentes árabes y alemanes.
El presidente de Egipto, Abdel Fattah al-Sissi, y su ministro de Exteriores, Sameh Hassan Chukry, así como el secretario general de la Liga Árabe, Ahmed Abul-Gheit, participaron en la reunión del Cairo, los días 25 y 26 de octubre, junto a unas 40 personalidades de otros países, como los ministros de Exteriores de Níger, Uganda y Yibuti.
Esta iniciativa para la Seguridad tiene –se dice- un carácter excepcional puesto que ese foro no había organizado ningún encuentro fuera de Alemania desde hace 2 años. Sobre todo, porque se produce en momentos en que la canciller alemana, Angela Merkel, desea poner en vigor las recomendaciones de dos instituciones germanas claves de defensa, la German Marshall Fund y la Stiftung Wissenschaft Politik. Ambas recomendaron implicarse militarmente en el Medio Oriente junto a Estados Unidos, ampliando de esa forma papel en la región.
En la reunión de Doha, que se celebró los pasados 27 y 28 de octubre, se prevé ´según una nota publicada en la Red Voltaire- la participación del emir de Qatar, el jeque Tamim ben Hamad Al-Thani, en compañía de su ministro de Exteriores, Mohamed ben Abdulrahman Al-Thani. También se prevé que deben participar unas 40 personalidades extranjeras, como el ministro de Exteriores de Irán, el presidente del gobierno regional del Kurdistán iraquí y el enviado especial de la ONU para Yemen.
El gobierno alemán está siendo representado en ambos reuniones por el secretario de Estado para las Relaciones Exteriores, Niels Annen, quien fue investigador del German Marshall Fund, ante de convertirse en diputado socialista. Igualmente, la yemenita Tawakkol Karman, quien recibió el premio Nobel de la Paz en 2011, participará en el encuentro de Doha como representante de la Hermandad Musulmana.
Sin embargo, este objetivo guerrerista del estado alemán tiene un antecedente relativamente reciente, cuando en abril de 2016, Berlín , mostraba su intención de cuadriplicar la financiación del Ejército. Las previsiones al respecto señalan que para el 2030 el presupuesto anual de la Bundeswehr —Fuerzas Armadas alemanas— la convertirán en la tercera potencia más grande del mundo. Solo por detrás de los de EEUU y China.
Por entonces, la ministra de Defensa germana, Ursula von der Leyen, anunciaba además que Alemania estaba dispuesta a desempeñar un papel militar más preponderante que en el pasado. Y lo justificaba apuntando a "las agresivas acciones de Rusia, a la guerra en Siria y la escalada de los conflictos en África".
Detrás de este afán de guerra, por supuesto, no se debe descartar el empuje de las empresas armamentísticas alemanas que buscan mantener sus lucrativas exportaciones de armas a las mismas regiones medio orientales en las que hasta este momento se ha visto involucrada la nación teutona: la guerra civil de Siria y el conflicto en Yemen.
Pero no solo eso, prepararse para la guerra significa prepararse para ganarse el apoyo político de la sociedad y la movilización de potenciales reclutas. Con esa intención -en 2014- comenzaba a desarrollarse el proyecto de militarización del sistema de educación alemán que fue duramente criticado por una parte importante de la sociedad alemana.

































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