ESTUPOR E INDIGNACIÓN CAUSA EN LA VÍCTIMAS LA NEGATIVA DE LA IGLESIA CATÓLICA A DENUNCIAR A SUS DELINCUENTES SEXUALES ANTE LA JUSTICIA

REDACCIÓN CANARIAS SEMANAL

   Indignación es el sentimiento que ha provocado en centenares de víctimas españolas de la pedofilia eclesial la negativa por parte de la Iglesia católica española su negativa a entregar a las autoridades del Estado la información correspondiente que sobre este tipo de abusos sexuales  obra en su poder y se ha venido practicando en las instituciones  dependientes de la Iglesia.

    El presidente del Episcopado español, Ricardo Blázquez,  aseguró  de forma tajante a los medios de comunicación que no habría investigaciones, ni se abrirían los archivos, ni se entregarían al Ministerio de Justicia los expedientes de los casos existentes de pedofilia eclesial en España:

   "Las diócesis y la Conferencia Episcopal española (CEE) estamos dispuestos a colaborar, pero nuestra colaboración directamente es con los tribunales, que son los encargados en un Estado de derecho".

     Las palabras de Ricardo Blázquez, portavoz de la CEE, fueron acogidas con rabia y estupefacción por parte de las Asociaciones de víctimas de la pederastia eclesial.. El presidente de la conocida Asociación "Infancia Robada", Juan Cuatrecasas, padre de una de las víctimas de pederastia en un Colegio de la secta mafiosa católica "Opus Dei",  manifestó con visible enojo que

    "Da la sensación de que   la Iglesia, en lugar de pretender justicia y verdad, buscara que nos cansemos de pedir ambas cosas, como si buscaran solventar estos graves delitos, estas violaciones de los derechos humanos y esta cuestión de salud pública, utilizando la más inconsistente de las respuestas, el silencio público y la mala fe privada",  

     Pese a que, oficialmente, la Iglesia española dice no tener datos  sobre el número de casos de pederastia que se han investigado en su seno o han afectado a sus eclesiásticos, lo cierto es que al menos son 110 los casos que se han investigado a través de los tribunales o gracias a las denuncias de los medios de comunicación, con cerca de 400 posibles víctimas.

    "Se trata de un iceberg, del que sólo se aprecia la punta…" - asegura Juan Cuatrecasas. "Y es que hay muy pocas víctimas que aún hoy se atrevan a dar el paso y denunciar a los delincuentes que abusaron de ellos". Hay víctimas que se remontan a los años 50, 60 y 70 del pasado siglo.

     Una buena parte de los jerarcas de la Iglesia española son hoy septuagenarios, coetáneos de la época en la que la Iglesia era no sólo omnipotente, sino también indenunciable. A diferencia de otras iglesias europeas, e incluso latinoamericanas,  presionadas por una ola de protestas ciudadanas, se han visto obligadas a  poner sus archivos y  testimonios internos en manos de las Fiscalía correspondiente, la iglesia española que cuenta todavía con un inmenso poder en  las instituciones del Estado, se resiste de manera furibunda a abrir en canal el albergue de corrupción sexual que todavía permanece en la penumbra de sus secretos.

    "La Iglesia Católica - denuncia Cuatrecasas- tiene una deuda con sus víctimas y en vez de atenderlas, reconocerlas y repararlas siguen utilizando su ya cansino ejercicio de malabarismo en aras de ganar tiempo, prolongar los plazos y huir hacia delante. ¿Qué es lo que se esconde tras estos propósitos?", se pregunta el presidente la Asociación "Infancia Robada".

  "La denuncia transparente por parte de la Iglesia de sus propios delincuentes es imprescindible. Lo contrario - agrega-  significará seguir colaborando con una insufrible e injusta doble victimización de los seres humanos, que con independencia de su edad, fueron un día abusados y agredidos sexualmente en nombre de Dios y con un imperdonable abuso de autoridad, mediando trampas y tremenda malicia".

     Por su parte,la  Fiscalía española  subrayó en un informe que las medidas para evitar y denunciar los abusos a menores en la Iglesia son  notoriamente "deficientes" . Simultáneamente instaba a la jerarquía católica a llevar cada sospecha a la justicia, prescindiendo de "comprobaciones o filtros internos de verificación", tal y como continúa haciendo en la actualidad.

      La Fiscalía  indicaba, igualmente, que la pederastia clerical es "una realidad compleja" que se da en "entornos tradicionalmente dotados de cierta opacidad", lo que dificulta la detección de casos. Asimismo, la Fiscalía del Estado enfatizó la necesidad de aplicar medidas para detectar casos que se hayan podido producir, castigar penalmente a sus autores, reparar "en lo posible" a las víctimas y establecer mecanismos de prevención. Unos requisitos estos que el presidente de la Conferencia Episcopal Española, Ricardo Blázquez, se niega en redondo a cumplimentar.