
"Cientos de ex guerrilleros y activistas son asesinados impunemente, una vez desmovilizada la resistencia"
COLOMBIA: ¿QUIÉNES AUSPICIARON LOS LETALES "ACUERDOS DE PAZ" DE LA HABANA? (VÍDEO)
"Al contrario de lo que pensaba el propio Hugo Chávez, la entrega de las armas de las FARC no disminuyó la agresividad del imperialismo, sino todo lo contrario"
128 ex guerrilleros asesinados de la otrora Fuerzas armadas Revolucionarias de Colombia-Ejército del Pueblo (FARC-EP) es el saldo en vidas del Acuerdo de Paz firmado entre el estado colombiano y el grupo rebelde. Así lo reveló el lunes pasado el director de la Agencia para la Reincorporación y la Normalización de Colombia
Por JOSÉ MELQUIADES PARA CANARIAS SEMANAL.ORG.-
128 ex guerrilleros de la extinta Fuerzas armadas Revolucionarias de Colombia-Ejército del Pueblo (FARC-EP) asesinados es el saldo en vidas del mal llamado "Acuerdo de Paz" firmado en La Habana entre el Estado colombiano y el grupo rebelde.
Así lo reveló el lunes pasado el director de la Agencia para la Reincorporación y la Normalización de Colombia, Andrés Stapper.
Todo ello, según el funcionario, a pesar de que el Gobierno prometió implementar varias medidas de protección solicitadas por colectivos de exguerrilleros de las FARC-EP.
De acuerdo con varios medios de prensa, estas declaraciones gubernamentales se producen en respuesta la conmoción sucitada en diferentes sectores de la sociedad colombiana y, sobre todo, entre los miembros del ahora partido Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común, por el asesinato de un bebé de siete meses, hijo de un ex guerrillero, el pasado domingo.
"Los llamados "Acuerdos de Paz fueron impulsados por Estados Unidos. Se dieron cuando Washington consideró que eran oportunos para sus intereses"
Según versiones de los familiares, el menor habría sido uno de los "bebés de la paz", porque nació en el Espacio Territorial de Capacitación y Reincorporación Tierra Grata, en César.
Líderes del partido de las FARC junto a organizaciones defensoras de los derechos humanos se pronunciaron el pasado lunes contra el asesinato del infante, al tiempo que exigieron garantías al Gobierno para los desmovilizados “comprometidos con la paz y la reconciliación de Colombia”.
La preocupación de los ex guerrilleros y activistas pro derechos humanos la corroboró igualmente La Fundación Ideas para la Paz (FIP), en su informe de finales de 2018, "Las garantías de seguridad", en el que se confirma el fracaso del acuerdo para garantizar la vida de los desmovilizados.
"En términos generales la implementación de las garantías de seguridad no han logrado contener la violencia ni las amenazas contra los actores claves del proceso de paz. Por el contrario, lo que encontramos en las regiones es el deterioro de las condiciones de seguridad y la incertidumbre sobre la capacidad de respuesta del Estado".
La realidad es, en cualquier, que al asesinato de los ex guerrilleros hay que sumar los de otros muchos activistas sociales o sindicalistas, que han visto redoblar la violencia estatal y paraestatal tras la entrega de las armas por parte de las FARC.
"Las FARC había sufrido duros golpes militares, pero más fuerte que esta presión del enemigo fue el efecto de la concepción, hegemónica en la izquierda latinoamericana, de que el tiempo de "las guerrillas ha terminado"
Las cifras son elocuentes: desde la firma de los "Acuerdos de Paz" con la guerrilla, más de 300 líderes campesinos, afrodescendientes, indígenas, miembros de juntas de acción comunal, líderes de organizaciones ambientalistas, periodistas, representantes de la población LGBTI, sindicalistas y partidos políticos de oposición han sido asesinados.
¿QUIÉN PROMOVIÓ, REALMENTE, LOS ACUERDOS DE LA HABANA?
![[Img #57853]](http://canarias-semanal.org/upload/images/04_2019/3777_acuerdo.jpg)
Aunque la mayoría de medios de izquierda de Latinoamérica y Europa transmitieron una visión triunfalista sobre las negociaciones de paz entre las FARC y el Estado colombiano, la realidad es que el largo proceso de negociaciones que terminó con los "Acuerdos de La Habana" fue impulsado por los propios Estados Unidos.
El Estado colombiano, auspiciado y guiado por Washington, aprovechó la coyuntura que ofrecía la idea política defendida para la región por el desaparecido Hugo Chávez , consistente en promover el fin del conflicto en Colombia con el desarme de la guerrilla para configurar, bajo la presión de UNASUR, una alternativa política diferente para esa nación.
La desaparición de la poderosa resistencia que representaba las FARC-EP ha convertido a Colombia en una de las principales amenazas en la región para el proceso bolivariano
Si bien es cierto que, por la vía de las armas, el ejército colombiano y Washington asestaron duros golpes militares a las FARC, aún más fuerte que esta presión del enemigo fue el efecto de la concepción, hegemónica en la izquierda latinoamericana, de que el tiempo de "las guerrillas ha terminado", y de que los proyectos transformadores para la región pueden ser impulsados por la vía pacífica de las urnas, mediante reformas institucionales y progresivas que las derechas no tendrían más opción que admitir por la voluntad de las mayorías.
En la actualidad, no obstante, la fe en que los llamados gobiernos progresistas podrían dar lugar a la emancipación de los pueblos latinoamericanos se ha topado con la realidad del auge de la extrema derecha en la región, motivado por las propias limitaciones de proyectos reformistas que en ningún caso han llegado a cuestionar ni la economía, ni las estructuras ni la lógica del sistema capitalista.
Igualmente, la creencia, mantenida por el propio Chávez, de que la entrega de las armas por parte de la guerilla disminuiría la presión del imperialismo norteamericano en la región ha sido dramáticamente refutada por los hechos. Hoy tanto Colombia como Venezuela sufren las consecuencias de una estrategia cuyo efecto ha sido justamente el contrario. La desaparición de la poderosa resistencia que representaba las FARC-EP no solo ha permitido la multiplicación impune de los crímenes políticos. Al mismo tiempo, ha convertido a Colombia, transformada en cabeza de puente de la OTAN en América Latina, en una de las principales amenazas en la región para el proceso bolivariano, que ahora puede ser atacado desde ese territorio - abiertamente o mediante operaciones encubiertas del paramilitarismo- sin el freno que antes de su rendición suponía la guerrilla.
"La fe en los llamados gobiernos progresistas se ha topado con la realidad del auge de la extrema derecha, motivado por las propias limitaciones de estos proyectos reformistas que no cuestionan el capitalismo"
Por otro lado, quienes desde la izquierda latinoamericana y mundial se congratularon por la firma de los "Acuerdos de Paz", aun cuando implicaron la renuncia a las reivindicaciones económicas y sociales básicas de la guerrilla, parecieron olvidar también que las elites de Colombia han actuado históricamente aplicando los principios más crueles de la guerra como medio fundamental para sostener su poder y perpetuar la explotación de las clases populares. Los propios firmantes parecieron obviar el pasado reciente de su país y el hecho de que no existía ningún indicio para suponer que la condición criminal de esta burguesía -que condujo al asesinato masivo de los integrantes de la Unión Patriótica tras otro intento de abandonar las armas por parte de la guerrilla- se había modificado.
Hoy, toda la evidencia permite pronosticar, con escaso margen de error, que los Acuerdos de La Habana, firmados con el beneplácito de los Estados Unidos, pasarán a la historia por sus consecuencias catastróficas para la mayoría de la población, como sucedió con la rendición de las guerrillas centroamericanas.
En el vídeo que adjuntamos a continuación, el escritor colombiano Hernando Calvo Ospina ofrece las claves de este proceso, en una entrevista concedida a Canarias-semanal en octubre de 2017.
VÍDEO RELACIONADO:
Por JOSÉ MELQUIADES PARA CANARIAS SEMANAL.ORG.-
128 ex guerrilleros de la extinta Fuerzas armadas Revolucionarias de Colombia-Ejército del Pueblo (FARC-EP) asesinados es el saldo en vidas del mal llamado "Acuerdo de Paz" firmado en La Habana entre el Estado colombiano y el grupo rebelde.
Así lo reveló el lunes pasado el director de la Agencia para la Reincorporación y la Normalización de Colombia, Andrés Stapper.
Todo ello, según el funcionario, a pesar de que el Gobierno prometió implementar varias medidas de protección solicitadas por colectivos de exguerrilleros de las FARC-EP.
De acuerdo con varios medios de prensa, estas declaraciones gubernamentales se producen en respuesta la conmoción sucitada en diferentes sectores de la sociedad colombiana y, sobre todo, entre los miembros del ahora partido Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común, por el asesinato de un bebé de siete meses, hijo de un ex guerrillero, el pasado domingo.
"Los llamados "Acuerdos de Paz fueron impulsados por Estados Unidos. Se dieron cuando Washington consideró que eran oportunos para sus intereses"
Según versiones de los familiares, el menor habría sido uno de los "bebés de la paz", porque nació en el Espacio Territorial de Capacitación y Reincorporación Tierra Grata, en César.
Líderes del partido de las FARC junto a organizaciones defensoras de los derechos humanos se pronunciaron el pasado lunes contra el asesinato del infante, al tiempo que exigieron garantías al Gobierno para los desmovilizados “comprometidos con la paz y la reconciliación de Colombia”.
La preocupación de los ex guerrilleros y activistas pro derechos humanos la corroboró igualmente La Fundación Ideas para la Paz (FIP), en su informe de finales de 2018, "Las garantías de seguridad", en el que se confirma el fracaso del acuerdo para garantizar la vida de los desmovilizados.
"En términos generales la implementación de las garantías de seguridad no han logrado contener la violencia ni las amenazas contra los actores claves del proceso de paz. Por el contrario, lo que encontramos en las regiones es el deterioro de las condiciones de seguridad y la incertidumbre sobre la capacidad de respuesta del Estado".
La realidad es, en cualquier, que al asesinato de los ex guerrilleros hay que sumar los de otros muchos activistas sociales o sindicalistas, que han visto redoblar la violencia estatal y paraestatal tras la entrega de las armas por parte de las FARC.
"Las FARC había sufrido duros golpes militares, pero más fuerte que esta presión del enemigo fue el efecto de la concepción, hegemónica en la izquierda latinoamericana, de que el tiempo de "las guerrillas ha terminado"
Las cifras son elocuentes: desde la firma de los "Acuerdos de Paz" con la guerrilla, más de 300 líderes campesinos, afrodescendientes, indígenas, miembros de juntas de acción comunal, líderes de organizaciones ambientalistas, periodistas, representantes de la población LGBTI, sindicalistas y partidos políticos de oposición han sido asesinados.
¿QUIÉN PROMOVIÓ, REALMENTE, LOS ACUERDOS DE LA HABANA?
Aunque la mayoría de medios de izquierda de Latinoamérica y Europa transmitieron una visión triunfalista sobre las negociaciones de paz entre las FARC y el Estado colombiano, la realidad es que el largo proceso de negociaciones que terminó con los "Acuerdos de La Habana" fue impulsado por los propios Estados Unidos.
El Estado colombiano, auspiciado y guiado por Washington, aprovechó la coyuntura que ofrecía la idea política defendida para la región por el desaparecido Hugo Chávez , consistente en promover el fin del conflicto en Colombia con el desarme de la guerrilla para configurar, bajo la presión de UNASUR, una alternativa política diferente para esa nación.
La desaparición de la poderosa resistencia que representaba las FARC-EP ha convertido a Colombia en una de las principales amenazas en la región para el proceso bolivariano
Si bien es cierto que, por la vía de las armas, el ejército colombiano y Washington asestaron duros golpes militares a las FARC, aún más fuerte que esta presión del enemigo fue el efecto de la concepción, hegemónica en la izquierda latinoamericana, de que el tiempo de "las guerrillas ha terminado", y de que los proyectos transformadores para la región pueden ser impulsados por la vía pacífica de las urnas, mediante reformas institucionales y progresivas que las derechas no tendrían más opción que admitir por la voluntad de las mayorías.
En la actualidad, no obstante, la fe en que los llamados gobiernos progresistas podrían dar lugar a la emancipación de los pueblos latinoamericanos se ha topado con la realidad del auge de la extrema derecha en la región, motivado por las propias limitaciones de proyectos reformistas que en ningún caso han llegado a cuestionar ni la economía, ni las estructuras ni la lógica del sistema capitalista.
Igualmente, la creencia, mantenida por el propio Chávez, de que la entrega de las armas por parte de la guerilla disminuiría la presión del imperialismo norteamericano en la región ha sido dramáticamente refutada por los hechos. Hoy tanto Colombia como Venezuela sufren las consecuencias de una estrategia cuyo efecto ha sido justamente el contrario. La desaparición de la poderosa resistencia que representaba las FARC-EP no solo ha permitido la multiplicación impune de los crímenes políticos. Al mismo tiempo, ha convertido a Colombia, transformada en cabeza de puente de la OTAN en América Latina, en una de las principales amenazas en la región para el proceso bolivariano, que ahora puede ser atacado desde ese territorio - abiertamente o mediante operaciones encubiertas del paramilitarismo- sin el freno que antes de su rendición suponía la guerrilla.
"La fe en los llamados gobiernos progresistas se ha topado con la realidad del auge de la extrema derecha, motivado por las propias limitaciones de estos proyectos reformistas que no cuestionan el capitalismo"
Por otro lado, quienes desde la izquierda latinoamericana y mundial se congratularon por la firma de los "Acuerdos de Paz", aun cuando implicaron la renuncia a las reivindicaciones económicas y sociales básicas de la guerrilla, parecieron olvidar también que las elites de Colombia han actuado históricamente aplicando los principios más crueles de la guerra como medio fundamental para sostener su poder y perpetuar la explotación de las clases populares. Los propios firmantes parecieron obviar el pasado reciente de su país y el hecho de que no existía ningún indicio para suponer que la condición criminal de esta burguesía -que condujo al asesinato masivo de los integrantes de la Unión Patriótica tras otro intento de abandonar las armas por parte de la guerrilla- se había modificado.
Hoy, toda la evidencia permite pronosticar, con escaso margen de error, que los Acuerdos de La Habana, firmados con el beneplácito de los Estados Unidos, pasarán a la historia por sus consecuencias catastróficas para la mayoría de la población, como sucedió con la rendición de las guerrillas centroamericanas.
En el vídeo que adjuntamos a continuación, el escritor colombiano Hernando Calvo Ospina ofrece las claves de este proceso, en una entrevista concedida a Canarias-semanal en octubre de 2017.
VÍDEO RELACIONADO:
Gloria | Miércoles, 17 de Abril de 2019 a las 12:33:48 horas
Muy buen análisis. Cuesta creer que las FARC hayan sido tan ingenuas. Todo lo que apadrina EEUU debería ser sometido a minucioso análisis antes de tomar ninguna decisión de desarme ¿De verdad alguien pensaba que el Otanista gobierno colombiano iba a respetar los términos del acuerdo? ¿Hay que llegar a tener este triste saldo de vidas truncadas para darse cuenta? El asesinato del bebé -no se puede ser más cruel y miserable- es un aviso de lo que está por llegar si no se toman medidas urgentes de autodefensa.
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