INTERSINDICAL PROPONE A LA PATRONAL CANARIA QUE "COMPARTA CIVILIZADAMENTE" SUS BENEFICIOS
Breves consideraciones sobre una petición que ignora la esencia de la lucha de clases
Por EUGENIO FERNÁNDEZ / REDACCIÓN CANARIAS-SEMANAL.ORG.-
A través de un comunicado remitido a la redacción de Canarias-semanal, la organización Intersindical Canaria ha denunciado el nuevo incremento del número de desempleados en las Islas durante el mes de enero - con 2.404 parados más -; la pérdida de 10.081 afiliados a la Seguridad Social y la absoluta precaridad del llamado "mercado laboral" del Archipiélago.
"El 78% de los contratos formalizados en ese mismo mes -alertan desde IC - ha tenido un carácter temporal y precario".
En su escrito, el sindicato recuerda, igualmente, que el Archipiélago canario sufre un "persistente y endémico alto nivel de desempleo, que se encuentra 6 puntos por encima de la media estatal".
La organización sindical, sin embargo, no acompaña esta justa denuncia pública, como cabría esperar, con algún anuncio sobre su intención de trabajar en la organización, concienciación y movilización de los trabajadores isleños para combatir esa superexplotación. El sindicato renuncia, igualmente, a anunciar un próxima convocatoria de asambleas, protestas o manifestaciones y tampoco propone coordinarse con otras organizaciones populares con la finalidad de incrementar su capacidad de intervención social.
En lugar de ello, Intersindical Canaria considera que este nivel de desempleo:
"Debería suponer un nuevo toque de atención al conjunto del empresariado que actúa en las islas para que atempere su codicia y comparta civilizadamente sus beneficios hacia los objetivos sociales de creación y mejora de empleo, sobre todo en el actual ciclo de bonanza económica, y especialmente en el sector turístico que da empleo al 87% de los trabajadores y en la que el sector empresarial se ve complementariamente beneficiado por una amplia modalidad de desgravaciones fiscales y subvenciones de dinero público".
Estimando, igualmente, que este nivel de paro:
"Debe obligar al Gobierno canario y a la patronal a revisar sus obsoletas políticas social y laboral".
El desconocimiento total sobre la esencia de la lucha de clases que manifiesta esta petición realizada por el sindicato a la patronal, el planteamiento ilusorio de que lo que los trabajadores podrían obtener por una suerte de buena voluntad "civilizada" de la clase empresarial lo que no logren conquistar mediante la organización popular, quizá ofrezca más indicios sobre la situación laboral de la clase trabajadora canaria que cualquier otro estudio especializado que se pudiera realizar.
La perplejidad ante esta aparente ingenuidad, en cualquier caso, obliga a cuestionarse sobre la posibilidad, ciertamente inquietante, de que tantas décadas de "sindicalismo de la concertación" con subvención estatal puedan haber dado lugar una nueva generación de sindicalistas que ignoran incluso el ABC del conflico capital-trabajo, irresoluble en el marco de nuestra sociedad.
Si así fuese, quizá alguno de sus mayores les deberían explicar que la pugna de los empresarios -canarios o australianos - por incrementar lo máximo posible el valor de la fuerza de trabajo extraída y no remunerada a los trabajadores y, por tanto, su nivel de explotación, no es fruto de una simple "avaricia" que se pueda atemperar apelando a razones humanitarias o a su "moderación". Se trata, simple y llanamente, de un fundamento básico de las relaciones capitalistas de producción. Del funcionamiento propio de un sistema que se sustenta en esta apropiación de plusvalía y en el que los propios miembros de la patronal se encuentran sometidos a una implacable competencia, local e internacional, que no deja lugar para la "buena voluntad".
El único procedimiento para poner coto a esa apropiación de la fuerza de trabajo y la propia vida de la mayoría de la población no vamos a descubrirlo nosotros aquí, ni debería tener que recordársele a una organización sindical. Lo descubrieron en los mismos albores del capitalismo los propios trabajadores, que solo mediante su organización independiente, la solidaridad mutua y la lucha constante lograron arrancar las conquistas que hoy no dejan de perderse, sin que ello parezca generar ninguna reacción coherente entre quienes los pretenden representar.
Por EUGENIO FERNÁNDEZ / REDACCIÓN CANARIAS-SEMANAL.ORG.-
A través de un comunicado remitido a la redacción de Canarias-semanal, la organización Intersindical Canaria ha denunciado el nuevo incremento del número de desempleados en las Islas durante el mes de enero - con 2.404 parados más -; la pérdida de 10.081 afiliados a la Seguridad Social y la absoluta precaridad del llamado "mercado laboral" del Archipiélago.
"El 78% de los contratos formalizados en ese mismo mes -alertan desde IC - ha tenido un carácter temporal y precario".
En su escrito, el sindicato recuerda, igualmente, que el Archipiélago canario sufre un "persistente y endémico alto nivel de desempleo, que se encuentra 6 puntos por encima de la media estatal".
La organización sindical, sin embargo, no acompaña esta justa denuncia pública, como cabría esperar, con algún anuncio sobre su intención de trabajar en la organización, concienciación y movilización de los trabajadores isleños para combatir esa superexplotación. El sindicato renuncia, igualmente, a anunciar un próxima convocatoria de asambleas, protestas o manifestaciones y tampoco propone coordinarse con otras organizaciones populares con la finalidad de incrementar su capacidad de intervención social.
En lugar de ello, Intersindical Canaria considera que este nivel de desempleo:
"Debería suponer un nuevo toque de atención al conjunto del empresariado que actúa en las islas para que atempere su codicia y comparta civilizadamente sus beneficios hacia los objetivos sociales de creación y mejora de empleo, sobre todo en el actual ciclo de bonanza económica, y especialmente en el sector turístico que da empleo al 87% de los trabajadores y en la que el sector empresarial se ve complementariamente beneficiado por una amplia modalidad de desgravaciones fiscales y subvenciones de dinero público".
Estimando, igualmente, que este nivel de paro:
"Debe obligar al Gobierno canario y a la patronal a revisar sus obsoletas políticas social y laboral".
El desconocimiento total sobre la esencia de la lucha de clases que manifiesta esta petición realizada por el sindicato a la patronal, el planteamiento ilusorio de que lo que los trabajadores podrían obtener por una suerte de buena voluntad "civilizada" de la clase empresarial lo que no logren conquistar mediante la organización popular, quizá ofrezca más indicios sobre la situación laboral de la clase trabajadora canaria que cualquier otro estudio especializado que se pudiera realizar.
La perplejidad ante esta aparente ingenuidad, en cualquier caso, obliga a cuestionarse sobre la posibilidad, ciertamente inquietante, de que tantas décadas de "sindicalismo de la concertación" con subvención estatal puedan haber dado lugar una nueva generación de sindicalistas que ignoran incluso el ABC del conflico capital-trabajo, irresoluble en el marco de nuestra sociedad.
Si así fuese, quizá alguno de sus mayores les deberían explicar que la pugna de los empresarios -canarios o australianos - por incrementar lo máximo posible el valor de la fuerza de trabajo extraída y no remunerada a los trabajadores y, por tanto, su nivel de explotación, no es fruto de una simple "avaricia" que se pueda atemperar apelando a razones humanitarias o a su "moderación". Se trata, simple y llanamente, de un fundamento básico de las relaciones capitalistas de producción. Del funcionamiento propio de un sistema que se sustenta en esta apropiación de plusvalía y en el que los propios miembros de la patronal se encuentran sometidos a una implacable competencia, local e internacional, que no deja lugar para la "buena voluntad".
El único procedimiento para poner coto a esa apropiación de la fuerza de trabajo y la propia vida de la mayoría de la población no vamos a descubrirlo nosotros aquí, ni debería tener que recordársele a una organización sindical. Lo descubrieron en los mismos albores del capitalismo los propios trabajadores, que solo mediante su organización independiente, la solidaridad mutua y la lucha constante lograron arrancar las conquistas que hoy no dejan de perderse, sin que ello parezca generar ninguna reacción coherente entre quienes los pretenden representar.

































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