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Domingo, 03 de Noviembre de 2019 Tiempo de lectura:

EL HAMBRE COMO ARMA DE GUERRA EN EL YEMEN

Bombardear fuentes de alimentos constituye un crimen de guerra que consiente la "comunidad internacional"

El bombardeo deliberado de las fuentes de alimentos está expresamente prohibido por el artículo 54 de la Convención de Ginebra y por la resolución 2417 del Consejo de Seguridad de la ONU, de 24 de mayo de 2018.

 

 Por CLARA LÓPEZ GONZÁLEZ PARA CANARIAS SEMANAL

 

 

   La coalición saudí lleva desde marzo de 2015 bombardeando los campos de cultivo y el ganado del Yemen, país eminentemente agrícola, con el fin de matar de hambre a su población. Es debido a ello que más del 70 por ciento de los yemeníes sufre inseguridad alimentaria. Muchos campesinos han tenido que emigrar a las ciudades, donde se ven forzados a mendigar o rebuscar restos de comida en las basuras.

 


 

   Según un reciente informe del Programa de Desarrollo de las Naciones Unidas (UNDP por sus siglas en inglés), el nivel de pobreza en el Yemen ha pasado del 47 por ciento en 2014 a un previsible 75 por ciento a finales del presente año. El informe advierte que “Si la guerra continúa hasta 2022, Yemen se convertirá en el país más pobre del mundo, con un 79 por ciento de su población por debajo del umbral de la pobreza y un 65 por ciento en pobreza severa".

 

 

 

   La destrucción de la agricultura yemení -famosa sobre todo por la producción de granadas- no es un mero daño colateral. El Ministerio de Agricultura del Yemen calcula que, entre marzo de 2015 y marzo de 2019, la coalición saudí lanzó al menos 10.000 bombardeos sobre zonas agrícolas, 800 sobre mercados de comida, y unos 450 sobre almacenes de grano y otras instalaciones de almacenamiento de alimentos.

 


 

   Los proyectiles de alta precisión de los saudíes destruyeron al menos 1.834 bombas de irrigación, 109 pozos de superficie, 1.179 redes modernas de irrigación, 940.400 explotaciones agroganaderas, 7.531 reservas agrícolas, 30 invernaderos, 182 granjas avícolas y 359.944 colmenas. Las áreas de cultivo declinaron una media del 40 por ciento, y las cosechas lo hicieron en un 45 por ciento. Ello, junto al precio prohibitivo de los combustibles, el colapso de los mercados y la destrucción de las carreteras, ha contribuido a arruinar a las familias campesinas.

 

 

 

   Tampoco se ha librado el sector pesquero. A finales de mayo de este año, todos los puertos pesqueros han sido bombardeados, destruyendo al menos 220 barcos de pesca, matando a 222 pescadores y dejando a unos 40.000 sin su única fuente de ingresos. Esto ha hecho estragos en las vidas de las más de dos millones de personas que viven en las ciudades y villas costeras. La huida del país de 30 empresas pesqueras y el cierre de otras 50 han terminado de diezmar el sector.

 

 


 

   No puede extrañar que muchos niños yemeníes muestren signos evidentes de malnutrición severa, una imagen trágicamente familiar de lo que constituye una de las peores crisis humanitarias de nuestro tiempo, que provoca muchas declaraciones de condena pero pocos hechos por parte de las instituciones internacionales.

 

 

 

   El bloqueo de los puertos, aeropuertos y fronteras del Yemen no ha hecho sino exacerbar aún más el sufrimiento de los agricultores yemeníes. La coalición saudí ha impedido la exportación de sus productos, especialmente a los países ricos del Golfo que antes de la guerra importaban miles de toneladas de granadas y otras frutas y verduras del Yemen.

 


 

   Pero no es sólo la destrucción de la agricultura, la pesca, la maquinaria y las infraestructuras, sino también el grave impacto ecológico que puede llevar décadas revertir. Las tierras fértiles, especialmente en las áreas fronterizas de Saada y Hajjah, están contaminadas por la cantidad de bombas arrojadas en más de un millón de ataques. Pero la contaminación no sólo afecta la tierra, sino también al agua. Los expertos yemeníes temen incluso que esta polución pueda alterar la genética de las granadas, las uvas y el café, tres de las cosechas más importantes del Yemen.

 


 

   Además, las familias campesinas viven con el peligro constante de las bombas y granadas que permanecen sin detonar y que el jueves pasado se cobraron la vida de un muchacho en la granja de sus padres en Hodeida. Un reciente informe del proyecto Datos sobre Localización y Acontecimientos de Conflictos Armados (ACLED por sus siglas en inglés) advirtió que la alarmante cifra de víctimas mortales por la brutal campaña militar saudí en Yemen asciende a unos 12.000 civiles, sin contar los muertos por el hambre.

 

 


 

   En 2019 ya van al menos 20.000 personas asesinadas, más que en 2018, según ACLED. Pero Riad y sus aliados impiden incluso la llegada de ayuda humanitaria a Yemen. Según informó el viernes la cadena de televisión local Al Masirah, los mercenarios de Arabia Saudita realizaron múltiples ataques de artillería contra un convoy de la ONU compuesto por varios camiones llenos de harina, azúcar y medicamentos.

 

 


 

   ¿Por qué continúa la coalición saudí masacrando a la población yemení, con la artillería y por el hambre, pese a constituir una clara violación de la legalidad internacional? Los yemeníes lo saben bien: Arabia Saudita goza de la protección de los Estados Unidos. Sin este apoyo, los bombardeos sobre campos de cultivo, ganados, mercados de comida y silos no serían posibles.

 

 


 

Fuentes:

https://www.mintpressnews.com/saudi-arabia-attacks-yemen-famine/262620/

https://diario-octubre.com/2019/11/01/informe-guerra-saudi-causa-la-muerte-de-100-000-personas-en-yemen/

 

 

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  • AMEAUXET

    AMEAUXET | Miércoles, 06 de Noviembre de 2019 a las 18:36:20 horas

    LA GUERRA DE POR SI ES UN CRIMEN LEGAL PERO MUY INJUSTO, INHUMANO.

    MIENTRAS EL PUEBLO YEMENI SE MUERE DE HAMBRE EL PRINCIPIE SAUDI DISFRUTA DE SU LUJOSO YATE EN LAS COSTAS DE GALICIA .

    POR CIERTO NO ESTÁ TAMBIÉN EL EMÉRITO POR SANXENXO

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  • maribel santana

    maribel santana | Lunes, 04 de Noviembre de 2019 a las 09:36:01 horas

    Claro, no son daños colaterales, se llama crímenes de guerras.
    Los intimisimos amigos de los borbones, fascisimperialistas, hacen lo que les recomienda los Yanquis apoyados por España y por la progresía de los alcaldes andaluces de Adelante Andalucía, de Podemos, que hay que vender armas a arabia saudí, porque los trabajadores españoles tienen que comer. Luego defienden y se ponen histéricos con los emigrantes ilegales para que se queden en España, porque ellos/as son tan progres bondadosos y exóticos que confunden el culo con la fiesta. LA HIPOCRESÍA.
    El peligro no son los fascistas que los vemos como operan y están desenmascarados, el peligro es esta pila de bocazas ignorantes lumpen- pseudo- izquierda, que se colocan al lado del enemigo con sus salidas de pato mareado, haciendo politicas de buenismo cristiano lavándose las manos ante el crimen sobre el pueblo yemeni.

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