
LAS ISLAS CANARIAS EN EL PUNTO DE MIRA DE HITLER Y CHURCHILL: LA INVASIÓN QUE PUDO CAMBIAR LA HISTORIA
El interés de alemanes y británicos en el Archipiélago durante la II Guerra Mundial
Durante la Segunda Guerra Mundial, las Islas Canarias estuvieron en el centro de las disputas estratégicas entre las grandes potencias. Hitler planeaba utilizarlas como base de operaciones, mientras que Churchill preparaba su invasión para evitarlo. Hoy, la posición geopolítica del archipiélago sigue siendo clave para los intereses militares de potencias como Estados Unidos y la OTAN.
Por EUGENIO FERNÁNDEZ PARA CANARIAS-SEMANAL.ORG.-
En plena Segunda Guerra Mundial, las Islas Canarias se convirtieron en un punto de interés estratégico para los bandos en conflicto. La importancia del Archipiélago no era nueva, pero el contexto bélico la elevó a un nivel sin precedentes. Mientras Hitler buscaba hacerse con el control de las islas para garantizar una base aeronaval en el Atlántico, Gran Bretaña diseñó un plan de invasión conocido como Operación Pilgrim para adelantarse a los alemanes.
El alto mando británico, bajo la dirección de Winston Churchill, elaboró esta estrategia en 1941 con el objetivo de tomar las islas en caso de que las fuerzas nazis intentaran ocuparlas primero. El plan contemplaba el despliegue de 24.000 soldados en Escocia, listos para desembarcar en Gran Canaria. La invasión iba a estar respaldada por dos cruceros y un portaaviones que garantizarían la supremacía aérea y marítima.
Sin embargo, la operación nunca se llevó a cabo. La evolución del conflicto mundial y el hecho de que no se produjera la ocupación alemana en Canarias hicieron que los británicos cancelaran el asalto. A pesar de ello, los documentos desclasificados demuestran que tanto Gran Bretaña como Alemania consideraban a Canarias un enclave vital para la guerra.
El interés de Hitler por Canarias y la respuesta británica
Desde 1940, Hitler había manifestado su intención de controlar Canarias. Su objetivo era convertir las Islas en una base de operaciones estratégicas para la Luftwaffe, protegiendo así las rutas hacia África y América. Documentos de la época revelan que el líder nazi instruyó a su Estado Mayor para instalar artillería antiaérea y desplegar escuadrones de Stukas en los aeródromos isleños.
El problema para el Tercer Reich era que España, aunque simpatizante del Eje, se encontraba en una situación extremadamente precaria tras la Guerra Civil. Franco no podía permitirse un nuevo conflicto, pues la guerrilla antifranquista seguía activa y la población sufría las secuelas de la contienda interna. Para evitar comprometerse directamente, el dictador español optó por una ambigua "no beligerancia", rechazando la posibilidad de entrar oficialmente en la guerra.
Ante esta negativa, Hitler ideó un plan alternativo: tomar Canarias mediante un golpe de Estado simulado, con la ayuda de colaboracionistas nazis locales, para no comprometer ante los Aliados al Régimen de Franco. Berlín confiaba en que el gobierno español terminaría aceptando la ocupación como un hecho consumado.
En respuesta, Churchill ordenó la planificación de la "Operación Pilgrim". Reino Unido no podía permitir que el Atlántico cayera bajo control nazi, ya que ello supondría poner en peligro sus rutas comerciales y militares. Así, aunque Franco se mantuvo oficialmente neutral, las Islas se convirtieron en un escenario silencioso de la disputa entre las potencias.
El espionaje nazi y británico en Canarias
Pero Canarias no solo fue objeto de planes militares, sino también de intensas actividades de espionaje. En 1940, la presencia alemana en el Archipiélago era más que notable. Agentes nazis operaban en las Islas con absoluta impunidad, y muchos ellos permanecieron refugiados en el Archipiélago tras la guerra, estableciendo muy prósperos negocios.
Los británicos también contaban con una red de informantes en Canarias, algunos de ellos vinculados a empresas comerciales y al sector portuario. De hecho, documentos de la época revelan que el gerente de la Casa Miller en Las Palmas era un agente clave de la Inteligencia británica. Esta red proporcionaba información sobre los movimientos de barcos y tropas, permitiendo de esa manera que Londres pudiera estar en condiciones de evaluar la amenaza alemana en la región.
A pesar de estas maniobras, ni los británicos ni los alemanes vieron cumplidos sus deseos de ocupar el Archipiélago canario. La guerra siguió su curso en otros frentes, y la estrategia de ambos bandos fue cambiando con el tiempo. Sin embargo, la importancia de las Islas no desapareció con el fin del conflicto.
El interés geopolítico de Canarias: de la Segunda Guerra Mundial a la actualidad
El valor estratégico de Canarias no se limitó a la Segunda Guerra Mundial. Ya a finales del siglo XIX, Estados Unidos había considerado también la posibilidad de ocupar del Archipiélago, en el transcurso de su guerra contra España, reconociendo la importancia de las Islas como base de control del tráfico marítimo en el Atlántico.
Hoy, Canarias continúa desempeñando un papel clave en la geopolítica global. La presencia de bases militares en el Archipiélago y su proximidad a África la convierten en una pieza fundamental para la OTAN y los Estados Unidos. La isla de Gran Canaria alberga infraestructuras utilizadas por las fuerzas occidentales, y en los últimos años, la región ha adquirido aún más relevancia debido a las tensiones internacionales en el Atlántico y en el Sahel.
Pero el interés por Canarias no proviene únicamente de Occidente. Una potencia emergente como China, con presencia creciente en el continente africano, ha dado sobradas muestras de su interés por el Archipiélago con la visita de primeros mandatarios, una de las cuales correspondió a su actual presidente Xi Jinping.
Por EUGENIO FERNÁNDEZ PARA CANARIAS-SEMANAL.ORG.-
En plena Segunda Guerra Mundial, las Islas Canarias se convirtieron en un punto de interés estratégico para los bandos en conflicto. La importancia del Archipiélago no era nueva, pero el contexto bélico la elevó a un nivel sin precedentes. Mientras Hitler buscaba hacerse con el control de las islas para garantizar una base aeronaval en el Atlántico, Gran Bretaña diseñó un plan de invasión conocido como Operación Pilgrim para adelantarse a los alemanes.
El alto mando británico, bajo la dirección de Winston Churchill, elaboró esta estrategia en 1941 con el objetivo de tomar las islas en caso de que las fuerzas nazis intentaran ocuparlas primero. El plan contemplaba el despliegue de 24.000 soldados en Escocia, listos para desembarcar en Gran Canaria. La invasión iba a estar respaldada por dos cruceros y un portaaviones que garantizarían la supremacía aérea y marítima.
Sin embargo, la operación nunca se llevó a cabo. La evolución del conflicto mundial y el hecho de que no se produjera la ocupación alemana en Canarias hicieron que los británicos cancelaran el asalto. A pesar de ello, los documentos desclasificados demuestran que tanto Gran Bretaña como Alemania consideraban a Canarias un enclave vital para la guerra.
El interés de Hitler por Canarias y la respuesta británica
Desde 1940, Hitler había manifestado su intención de controlar Canarias. Su objetivo era convertir las Islas en una base de operaciones estratégicas para la Luftwaffe, protegiendo así las rutas hacia África y América. Documentos de la época revelan que el líder nazi instruyó a su Estado Mayor para instalar artillería antiaérea y desplegar escuadrones de Stukas en los aeródromos isleños.
El problema para el Tercer Reich era que España, aunque simpatizante del Eje, se encontraba en una situación extremadamente precaria tras la Guerra Civil. Franco no podía permitirse un nuevo conflicto, pues la guerrilla antifranquista seguía activa y la población sufría las secuelas de la contienda interna. Para evitar comprometerse directamente, el dictador español optó por una ambigua "no beligerancia", rechazando la posibilidad de entrar oficialmente en la guerra.
Ante esta negativa, Hitler ideó un plan alternativo: tomar Canarias mediante un golpe de Estado simulado, con la ayuda de colaboracionistas nazis locales, para no comprometer ante los Aliados al Régimen de Franco. Berlín confiaba en que el gobierno español terminaría aceptando la ocupación como un hecho consumado.
En respuesta, Churchill ordenó la planificación de la "Operación Pilgrim". Reino Unido no podía permitir que el Atlántico cayera bajo control nazi, ya que ello supondría poner en peligro sus rutas comerciales y militares. Así, aunque Franco se mantuvo oficialmente neutral, las Islas se convirtieron en un escenario silencioso de la disputa entre las potencias.
El espionaje nazi y británico en Canarias
Pero Canarias no solo fue objeto de planes militares, sino también de intensas actividades de espionaje. En 1940, la presencia alemana en el Archipiélago era más que notable. Agentes nazis operaban en las Islas con absoluta impunidad, y muchos ellos permanecieron refugiados en el Archipiélago tras la guerra, estableciendo muy prósperos negocios.
Los británicos también contaban con una red de informantes en Canarias, algunos de ellos vinculados a empresas comerciales y al sector portuario. De hecho, documentos de la época revelan que el gerente de la Casa Miller en Las Palmas era un agente clave de la Inteligencia británica. Esta red proporcionaba información sobre los movimientos de barcos y tropas, permitiendo de esa manera que Londres pudiera estar en condiciones de evaluar la amenaza alemana en la región.
A pesar de estas maniobras, ni los británicos ni los alemanes vieron cumplidos sus deseos de ocupar el Archipiélago canario. La guerra siguió su curso en otros frentes, y la estrategia de ambos bandos fue cambiando con el tiempo. Sin embargo, la importancia de las Islas no desapareció con el fin del conflicto.
El interés geopolítico de Canarias: de la Segunda Guerra Mundial a la actualidad
El valor estratégico de Canarias no se limitó a la Segunda Guerra Mundial. Ya a finales del siglo XIX, Estados Unidos había considerado también la posibilidad de ocupar del Archipiélago, en el transcurso de su guerra contra España, reconociendo la importancia de las Islas como base de control del tráfico marítimo en el Atlántico.
Hoy, Canarias continúa desempeñando un papel clave en la geopolítica global. La presencia de bases militares en el Archipiélago y su proximidad a África la convierten en una pieza fundamental para la OTAN y los Estados Unidos. La isla de Gran Canaria alberga infraestructuras utilizadas por las fuerzas occidentales, y en los últimos años, la región ha adquirido aún más relevancia debido a las tensiones internacionales en el Atlántico y en el Sahel.
Pero el interés por Canarias no proviene únicamente de Occidente. Una potencia emergente como China, con presencia creciente en el continente africano, ha dado sobradas muestras de su interés por el Archipiélago con la visita de primeros mandatarios, una de las cuales correspondió a su actual presidente Xi Jinping.
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