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Jueves, 30 de Diciembre de 2021 Tiempo de lectura:

EL FASCISMO LIBERTARIO

Un discurso es simple, pero contundente

Según el autor de este artículo, Marcos Roitman, una parte de los intereses del conglomerado transnacional que agrupa al complejo industrial, militar y digital, están enquistados en el "fascismo libertario" se enquista en movimientos negacionistas, antivacunas, anticubrebocas, contra el pasaporte Covid, el 5G, provida, antiaborto, antifeministas, (...)

  

 POR MARCOS ROITMAN
 

    El conglomerado trasnacional, donde se agrupa el complejo industrial, militar y digital no conoce diferencias políticas, cuando se trata de acrecentar su poder.

 

   Hoy, parte de sus intereses se enquistan en el "fascismo libertario". Su auge se reviste de un discurso nacionalista, homofóbico, racista, xenófobo y antiislamista. Bien es cierto, no todos comparten el ideario al cien por ciento.

 

   La Liga Norte, de Matteo Salvini en Italia o el Frente Nacional, rebautizado Reagrupamiento Nacional, encabezado por Marine Le Pen en Francia, marcan distancias con el ilegalizado Amanecer Dorado en Grecia o sus homónimos de la ex Europa del Este. Sin embargo, su presencia ha dejado de ser marginal. Hoy representan un porcentaje elevado de votantes. Se han constituido en imprescindibles para formar gobiernos y están presentes en ayuntamientos, el Congreso y comunidades autónomas.

 

   El ideario neofascista se recompone bajo un discurso "libertario". Entre los nuevos nombres podemos citar a Éric Zemmour en Francia o Giorgia Meloni en Italia. La derecha se escora hacia posiciones totalitarias afincadas en un individualismo exacerbado. Su objetivo, poner las libertades individuales en la cima de sus reivindicaciones.

 

    Sin embargo, tampoco hace falta crear nuevas organizaciones, el "fascismo libertario" anida en la derecha conservadora y los partidos liberales. Sus puntos de unión, hacen que se difumine por completo la diferencia entre derecha y "fascismo libertario".

 

    Para comprobarlo, tomemos el ejemplo de la presidenta de la Comunidad de Madrid, la popular Isabel Díaz Ayuso. Entre sus frases para no olvidar su reivindicación libertaria podemos citar:

 

 

 

 

- "ni estados de alarma, ni confinamientos. Hay que aprender a convivir con el virus";

 

- "si apretáis demasiado a los restaurantes y bares, al final el contagio se va a las casas. Los ciudadanos al no poder fumar, al no entender las normas, acaban yéndose a las viviendas";

 

- "es un delito, en Cataluña, con el clima que tenéis, tenerlo todo cerrado, tener a la gente en sus casas";

 

- "libertad o comunismo".

 

   El "fascismo libertario" no requiere ser mayoritario, ni siquiera convertirse en un partido a la vieja usanza hitleriana o fascista, su función es otra, inclinar la balanza y ser la llave para que las fuerzas conservadoras gobiernen sin contrapeso, prestando su apoyo a gobiernos en minoría. Los casos más llamativos: Estonia, Finlandia, Eslovaquia, Eslovenia, Austria, Rumania, Moldavia o Lituania. En España, Vox ha facilitado la gobernanza al Partido Popular en dos comunidades autónomas: Madrid y Andalucía. El llamado cordón sanitario es un eufemismo. Sólo en Alemania se mantiene y las razones son obvias.

 

    En 2021, año de pandemia, 15 partidos neofascistas de 14 países firmaron un pacto en el cual subrayan su preocupación por el retroceso en la defensa de los valores familiares, la identidad nacional, la adopción de leyes LGTV y lo más destacado, el recorte de las libertades individuales bajo el decálogo sanitario del Covid-19.

 

   Entre sus firmantes Viktor Orban, Santiago Abascal, Giorgia Meloni, de la fascista Hermanos de Italia, Mateo Salvini, el polaco Jaroslav Kaczynski o Marine Le Penn. Su fuerza radica en un llamado espurio a proteger los derechos políticos supuestamente vulnerados tras la aplicación de los protocolos Covid. El ejemplo más destacado, el asalto, el pasado 9 de octubre, a la sede central de la Confederación General Italiana del Trabajo, protestando por exigir el certificado de vacunación para todas las actividades públicas.

 

   Así, el "fascismo libertario" potencia, crea o se enquista en movimientos negacionistas, antivacunas, anticubrebocas, contra el pasaporte Covid, el 5G, provida, antiaborto, antifeministas, etcétera. Es decir, todo aquello que se considera, atenta y compete al individuo y no al Estado. La libertad se torna un campo de batalla de la cual emerge un discurso que cala en el imaginario colectivo, más allá de la distinción de clases.

 

   Las consignas son simples:

 

- ¡A mí no me dicen qué debo o no debo hacer!

- ¡Soy libre de ir a cualquier sitio!

- ¡No necesito que nadie controle mi vida!

- ¡Mis derechos no pueden ser pisoteados en nombre del Estado!

- ¡Con mi libertad no se negocia! ¡Los inmigrantes me quitan el trabajo!

 

   En este ambiente, se convocan manifestaciones y organizan actos donde se manifiesta el deseo de vivir sin ataduras. Los llamados botellones, concentraciones de cientos y miles de personas para beber en parques públicos, plazas o playas, bajo el lema: ¡Viva la libertad! se generalizan los fines de semana. Y las protestas de negacionistas en Italia, Francia, España, Gran Bretaña o Alemania aumentan bajo el mismo enunciado.

 

    Un discurso, simple, pero contundente. El "fascismo libertario" se expande y eleva a la cima de las apetencias de satisfacción personal, al margen del bien común y el interés general. El nacimiento y auge del "fascismo libertario" en momentos de crisis pandémica y de un capitalismo que se retuerce para reinventarse en su forma digital, encuentra sus argumentos en el campo de las emociones, los sentimientos y el miedo. La mezcla explosiva de estos factores indica el peligro que nos acecha. Luchar contra el "fascismo libertario" se antoja unir fuerzas para combatir el capitalismo y sus máscaras.

 

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  • Pepso

    Pepso | Viernes, 31 de Diciembre de 2021 a las 10:02:41 horas

    Llamar libertarios a los fascistas es como llamar socialista al Sanchez ese, o comunista a la Diaz. Estaría bien que intelectuales de renombre no ensuciasen el terreno de juego, porque si, en la lucha de clases, las cosas son tan simples como parecen.

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  • AMEAUXET

    AMEAUXET | Viernes, 31 de Diciembre de 2021 a las 09:45:48 horas

    EL SER HUMANO ES GREGARIO POR NATURALEZA.

    LA FAMILIA ENTENDIADA SOLO EN LOS MIEMBROS:

    ABUELO, PADRE, MADRE, HIJOS, HERMANOS Y PRIMOS ES UN TÉRMINO FASCISTA. PERO AMPLIADO AL RESTO DE LA SOCIEDAD ES UN TÉRMINO COMUNISTA. UN MÁTIZ MARCA LA DIFERENCIA.


    SIN LA AYUDA DE LOS DEMÁS CIUDADANOS REMANDO EN LA MISMA DIRECCIÓN NO HAY FUTURO PARA LA INVESTIGACIÓN, LA EDUCACIÓN, LA SALUD, PARA NOSOTROS COMO ESPECIE HUMANA.

    EL ESTADO DEL QUE SE APODERAN LOS FACISTAS PARA SU DISFRUTE ENGAÑANDO CON EL TÉRMINO INDIVIDUALISMO Y LLEVADO AL EXTREMO MÁS ABSOLUTO E IRRACIONAL NOS ELIMINA COMO PERSONA.

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  • alfa

    alfa | Viernes, 31 de Diciembre de 2021 a las 07:06:37 horas

    Y que le ves de malo a convivir con el virus. Si es lo que la naturaleza impone. Un virus que mata menos que la gripe y se convierte en el coco mundial para especular con vacunas, mascarillas, test...siga la pista del dinero amigo. Las verdaderas medidas sanitarias, ampliacion plantillas sanitarios, mas centros médicos, residencias medicalizadas...para cuando?

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  • Lenin

    Lenin | Viernes, 31 de Diciembre de 2021 a las 00:25:07 horas

    El titular, empleando el calificativo libertario es una golfada de campeonato. Y ello porque libertario, más allá de lo que se reclamen los ultraliberales yankys, es un término que aquí y en muchos lugares del mundo es sinónimo de anarquista. Los anarquistas, es curioso, son los que montaron hace unos meses la concentración anti-VOX, que inicialmente hizo anular incluso el lugar de celebración cedido por el cabildo y, posteriormente, logró juntar ante el lugar de la convención ultraderechista a unas cuantas centenares de personas para manifestar la oposición a sus políticas. Es decir, el titular viene a generar confusión hacia activistas antifascistas empleándolo para calificar posiciones ultraliberales, ultraliberales, homófobas, antifeministas, fachas... Un pésimo titular que ojalá tuvieran la vergüenza de quitar.

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