IRENE MONTERO EN EL PAÍS DE LOS UNICORNIOS (VÍDEO)

   Por TITA BARAHONA PARA CANARIAS-SEMANAL.ORG.-

   En la inauguración del “Maricorners. II Congreso Internacional de Estudios Interdisciplinares LGTBIQ+ en Español”, celebrado en la Universidad Politécnica de Madrid, la Ministra de Igualdad del gobierno de España, Irene Montero, hizo una alocución en la que puso en evidencia, por un lado, su ignorancia -real o fingida- sobre el mundo académico actual; y, por otro lado, su doblez manipuladora al proyectar sobre otros la represión que ella fomenta.

   Según Montero, no hace mucho que los investigadores luchaban “contra viento y marea” para realizar trabajos relacionados con la “diversidad sexual y de género”, y que a los doctorandos se les aconsejaba no investigar estos “temas conflictivos” porque podría perjudicar sus carreras. Por ello -según la ministra- queda mucho por escribir material de conocimiento “con perspectiva queer”.

   Todo esto constituye una rotunda falsedad.

   No sabemos dónde ha habitado Irene Montero durante los últimos 30 años, pues a nadie que conozca el ambiente universitario se le escapa que los "estudios de género" y la tal “perspectiva queer” llevan todo ese tiempo dominando ciertas especialidades, de ahí que la literatura sobre el tema sea ya más que abundante, como se podrá comprobar con una simple búsqueda en Internet.

Hoy, desmentir o tratar de contra-argumentar cualquiera de los postulados del transgenerismo se considera “transfobia” y ésta “delito de odio”. En los países anglófonos lo llaman “cultura de la cancelación”, y no está haciendo sino alimentar a los partidos más a la derecha del espectro político

   Por otro lado, la Ministra de Igualdad sabe pero no le conviene reconocer que el consejo de no investigar esos “temas conflictivos” porque podrían perjudicar las carreras de los doctorandos, no se lo dan precisamente a los interesados en los temas “LGTBQ+”; se lo dan a quienes se atreven a investigar, escribir y publicar estudios que son críticos con todos los asertos anti-científicos que contiene la teoría queer (añadida en la Q al LGTB) y las leyes trans que aquélla inspira.

   Y no solamente se trata de un consejo a ponerse la mordaza, sino también de un sistema que te la impone con cancelaciones de actos académicos, retirada de subvenciones y sanciones administrativas y penales, que pueden implicar el despido, fuertes multas e incluso la cárcel.

   Esto es lo que han conseguido los lobbies transgeneristas en los medios académicos de varias partes del mundo -como se puede comprobar asimismo con una simple búsqueda. No olvidemos que hoy, desmentir o tratar de contra-argumentar cualquiera de los postulados del transgenerismo se considera “transfobia” y ésta “delito de odio”.

   En los países anglófonos lo llaman “cultura de la cancelación”, y no está haciendo sino alimentar a los partidos más a la derecha del espectro político, que otorgan pero callan. Otorgan al aprobar con sus votos - y a la chita callando, sin debate público - el sinsentido de las actuales leyes trans, como han hecho en varias Comunidades Autónomas del Estado español-, pero no se ponen en ridículo hablando de “elles”, “hijes”, “todes” y “no binaries”, que eso se lo dejan a los “progres”, como la señora Montero.

Si la ministra no viviera en el país de los unicornios y estuviese realmente interesada en garantizar la igualdad social, se daría cuenta de que en España hay 11 millones de personas -mujeres, varones, nacionales, extranjeros, jóvenes, mayores, heterosexuales, homosexuales, trans y no trans- en situación de exclusión social

   A nuestra ministra de Igualdad se le llena la boca con los “derechos de todos, todas y todes”, y en este acto de la Politécnica ha hecho una especial mención a los de las personas “no binaries”. No pregunten en qué consiste este grupo, porque la ministra no sabrá definirlo; pero si consultan la definición que daba el primer borrador de Ley Trans que ella presentó, dudo que sepan sacar algo de sentido de ese galimatías, en el que, como en todo el texto de la ley, se confunde deliberadamente sexo y género:

   La persona no binaria es aquella

   "cuya identidad sexual, de género y/o expresión de género se ubica fuera de los conceptos de hombre/mujer y/o masculino/femenino, o fluctúa entre ellos (...) y pueden o no emplear un género gramatical neutro, pueden o no someterse a procedimientos médicos, pueden o no tener o desear una apariencia andrógina, y pueden o no utilizar otros términos específicos para describir su identidad de género, como pueden ser, entre otros, género 'queer', variantes de género, género neutro, otro, ninguno o fluido".

   Para entendernos: si por “no binario” se entiende a personas que no se identifican totalmente con los estereotipos masculino y femenino (los géneros propiamente), entonces se hallarán millones. Pero si se entiende a quienes no se sienten -lo que según el transgenerismo equivale a no ser- ni varones ni mujeres (lo que alude a los sexos), entonces nos hallamos ante una especie nueva de homínidos, que, como dice la ministra, “tienen derecho a existir y a que se reconozcan sus derechos”.

   Unos 15.000€ de dinero público dio su Ministerio a una empresa amiga para hacer un estudio sobre cuánta gente no binaria hay y cómo se sienten. Hasta hoy no tenemos noticia de los resultados provisionales del mismo.

   Nadie quiere quitar derechos a nadie. Nadie niega el derecho a la existencia de cualquier ser vivo -humano o animal. El sistema capitalista ya se encarga de que esos “derechos” sean papel mojado para buena parte de la clase trabajadora y de matar a todo bicho viviente que le estorbe a sus objetivos de acumulación.

A nuestra ministra de Igualdad se le llena la boca con los “derechos de todos, todas y todes”, y en este acto de la Politécnica ha hecho una especial mención a los de las personas “no binaries”. No pregunten en qué consiste este grupo, porque la ministra no sabrá definirlo

   Pero si la ministra no viviera en el país de los unicornios y estuviese realmente interesada en garantizar la igualdad social, se daría cuenta de que en España hay 11 millones de personas -mujeres, varones, nacionales, extranjeros, jóvenes, mayores, heterosexuales, homosexuales, trans y no trans- en situación de exclusión social, lo que significa que tienen negados una serie de derechos (a la sanidad, a la vivienda, al trabajo, a la protección social, a la alimentación sana, al descanso, a no ser objeto de trata y un largo etcétera).

   Cuando los resultados de las próximas elecciones generales la hagan caer a la señora Montero de su nube rosazul y se dé con el cuerno en la realidad, entonces dirá que los pobres no sabemos votar.

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