LA MASACRE DE VITORIA CONTADA EN DIRECTO POR SUS PROPIOS AUTORES... LA POLICÍA FRANQUISTA (VÍDEO)

     En la tarde del 3 de marzo de 1976, efectivos de la Compañía de Reserva de Miranda de Ebro y de la guarnición de Vitoria de la Policía Armada desalojaba de la iglesia de San Francisco, ubicada en el barrio obrero de Zaramaga, a un numeroso grupo de trabajadores en huelga reunidos en asamblea.

      Tal y como quedó reflejado en las conversaciones que la policía mantuvo a través de las radiopatrullas, que fueron capturadas y grabadas por los ciudadanos que las localizaron, la policía arremetió contra los trabajadores como si de una guerra se tratara, pero con la singular particularidad  de que sus víctimas no estaban armadas.

    Los policías, siguiendo órdenes "de arriba" - el ministro Martín Villa - lanzaron gases lacrimógenos al interior de la iglesia y, cuando quienes allí se refugiaban comenzaron a huir saliendo en estampida de la iglesia, les recibieron disparando con fuego real, asesinando a cinco trabajadores  e hiriendo a más de ciento cincuenta. 

       Ninguna narración sobre la brutalidad del crimen puede resultar más estremecedora que el testimonio de los propios victimarios,  que dieron fe para  conocimiento de las generaciones venideras de lo que allí sucedió, tal y como pueden ver nuestros lectores en el vídeo que adjuntamos, o leer en la transcripción que reproducimos textualmente aquí:

-Adelante, Charlie. Cambio.

-Vamos a ver, parece ser que en los alrededores de San Francisco es donde hay más gente. ¿Qué hacemos? Cambio.

-Si hay gente, a por ellos. Cambio.

-Pero ten en cuenta que se meterán dentro de la sacristía. Cambio.

-Claro, lo que pasa es que no tenemos todavía esas órdenes. De todas formas, tal y como están las cosas, se puede entrar. Cambio.

-Bueno, si tú lo dices…

-Charlie a Charlie 1. Cambio.

-Charlie 1 a Charlie. Cambio.

-Desaloja todo lo desalojable. Cambio.

-Me dispongo a entrar en la iglesia. Cambio.

-De acuerdo. Cambio.

-No entiendo lo que me dices, Charlie. Cambio.

-Que recabes la autorización esa que tú sabes, eh, puesto que ahora seguramente cogerán y se meterán dentro de la Iglesia, sin necesidad de tirarnos piedras. Cambio.

-Procedan a desalojar la Iglesia. Cambio.

-Ahora vamos a proceder J2 y J3. Cambio.

-Nosotros aquí ya hemos estado dentro, pero esto está muy malo...

-Si no, si no… Vamos a tener que disparar con las armas de fuego. Cambio.

-Gasead la Iglesia. Cambio.

-Intervenir los tres juntos, J2, J3 y Charlie3.

-Sacadlos como sea. Cambio.

-Deben estar en la iglesia todos arreándose como leones. Cambio.

-Pero vamos a ver, ¿estáis cargando, o qué? Cambio.

-¡A tope!

-De acuerdo, de acuerdo. Cambio

-Comunícale a V0 que aquí estamos y que esto es una batalla campal, para que los sepa él. Cambio.

-A ver, ¿ese fuego que ha sido, ha sido al aire? Cambio.

-Esta es la guerra en pleno. Se nos está terminando la munición, las granadas y nos están liando a piedras que es imposible defenderse con ellos.

-He visto varios coches con pañuelos blancos, quiere decir que hay heridos a manta, ¿entiendes?

-¿Qué tal está el asunto ahora por ahí? Cambio.

-Pues se puede figurar, después de tirar igual 1000 tiros, y romper toda la Iglesia de San Francisco, pues ya me contará cómo está toda la calle y está todo. Cambio.

-Dile a Salinas que hemos contribuido a la paliza más grande de la historia. Cambio.

-Por cierto, ¡que aquí ha habido una masacre!. Cambio.

-De acuerdo, de acuerdo. Cambio.

-Oye, pero de verdad, ¡una masacre!, eh.

    Aunque las evidencias sobre las responsabilidades criminales de esta matanza no pueden ser más concluyentes, 45 años después los sucesos de Vitoria, por los que la jueza argentina María Servini ha querido juzgar a Rodolfo Martín Villa, como “responsable de la represión”, y  Alfonso Osorio, entonces ministro de la Presidencia, continúan impunes.

   Como un vergonzoso episodio más, entre otros muchos, de aquello que sería vendido a todos los españoles como una "Transición democrática y pacífica".