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Jueves, 24 de Junio de 2021 Tiempo de lectura:

¿QUÉ NO HACER?: "LA CUP HA DEJADO DE REPRESENTAR UN PROYECTO POPULAR"

"Es radical sólo en la forma y conveniente a la burguesía en el fondo"

Desde las elecciones autonómicas de 2015 que se presentaron como un plebiscito, la CUP jugó un papel importante -expone el colectivo editorial de la revista TrinCheRa - en la configuración y sostenimiento de los diferentes Governs. Hemos visto varios Presidents y Consellers. Ninguno de izquierda. Mucho menos anticapitalista. En cambio, sí hemos podido observar y padecer como el relato de la República Catalana se esfumaba como nuestras condiciones de vida digna.

 

   COLECTIVO EDITORIAL DE LA TRINCHERA.-

 

 

    El 11 de febrero de 2016 interpelábamos a la CUP desde la portada de nuestra revista Espineta amb Caragolins. Hoy, ese misma imagen acompaña este pequeño comunicado porque, entendemos, no solo se cumplió el pronóstico sino que después de los últimos movimientos dentro de los partidos que gobiernan y sostienen la Generalitat, la imagen, sigue vigente.

 

 

    El pasado día 7 de junio de 2021, Oriol Junqueras publicaba un artículo en el que asumía que la vía unilateral no tenía cabida y que la vía para lograr la anhelada independencia pasaba por un referéndum negociado con el Gobierno estatal. La primera conclusión de este giro significa darle legitimidad a todas las partes. Por otro lado, dio la bienvenida a los indultos, que como ya se ha dicho por todas partes, no es más que aceptar el perdón de Papá Estado. Un Estado que establecerá perdones personales. Hoy podemos decirlo sin complejos: la DUI fue un DIU.

 

 

   Dado que pretendemos hacer un textito breve no nos vamos a detener en los diferentes sucesos y declaraciones que fueron sucediendo desde las elecciones de 2012 hasta la fecha. Hay hemeroteca suficiente. Por eso pondremos el foco en el nombre de quienes se erigen como representantes de la clase trabajadora: la CUP.

 

 

Analicemos el nombre: Candidatura d’Unitat Popular

 

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    Desde las elecciones autonómicas de 2015 que se presentaron como un plebiscito, la CUP jugó un papel importante en la configuración y sostenimiento de los diferentes Governs. Hemos visto varios Presidents y Consellers. Ninguno de izquierda. Mucho menos anticapitalista. En cambio, sí hemos podido observar y padecer como el relato de la República Catalana se esfumaba como nuestras condiciones de vida digna. Mucha retórica y griterío en el Parlament y pocos hechos. Vimos pactos de gobierno, consenso e incluso abrazos entre dirigentes aparentemente opuestos. Vimos mucha Unidad a pesar de alguna que otra discusión. Incluso hemos visto unidad a la hora de aprobar presupuestos que poco tenían de progresistas. Lo que es difícil ver, después de tantos años, es quienes configuran eso de Popular. 

 

 

     En el acuerdo de Govern, firmado hace unas semanas, está el compromiso por parte del President Aragonés de someterse a una moción de confianza. En el corto recorrido de esta legislatura hemos visto desahucios y la renuncia a la independencia en el corto plazo.

 

 

    Por otro lado, es difícil no ver que las palabras de Junqueras abren la puerta a sostener al Gobierno estatal hasta el final de la legislatura, en el año 2023. Un gobierno, que como bien sabemos no derogó la reforma laboral ni la ley mordaza y acaba de aprobar la mayor subida de la factura de la luz que se recuerda, entre muchas cosas que agreden con especial dureza a la clase trabajadora.

 

 

    Desde luego ambos hechos parecen ser poco populares. Por eso pensamos que independientemente de la retórica y siguiendo la tendencia de los últimos años, la CUP ha dejado de defender un proyecto “popular”. No sólo eso, estamos convencidos de que los que no comulgamos con ese proyecto de la CUP, tenemos que empezar a denunciar, alto y claro, que es radical sólo en la forma y conveniente a la burguesía en el fondo. Un callejón sin salida para las clases populares que dice defender y representar.

 

 

   Las expresiones políticas que capitalizaron la última gran expresión de malestar de las clases medias y populares en 2011 han demostrado sus límites y sus aspiraciones. En el contexto político actual, de extrema violencia y privaciones para las y los trabajadores y que no tiene visos de mejorar, en el que no sería sorprendente una explosión similar, no podemos dejarnos distraer por una salida reformista que no consigue siquiera reformas. Las y los revolucionarios tenemos la obligación de denunciar la trampa que supone, incluso asumiendo la buena fe de muchos de las y los que aún la defienden. Una vez más, pero especialmente en este contexto, hay que apostar por formas de construcción de base y de clase, autónomas del poder y los intereses burgueses y de los cantos de sirena de la contienda electoral sin responsabilidad ante la clase trabajadora ni perspectiva revolucionaria.

 

 

   De nuevo, una vez más, os esperamos en este debate necesario y profundo entre fuerzas revolucionarias para no caer en los mismos errores de hace 10 años.

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