
En la izquierda latinoamericana, como en la europea, fueron muy pocos los que se atrevieron a cuestionar el Acuerdo de Paz entre el Estado colombiano y las FARC, tras el cual se está llevando a cabo un verdadero exterminio de activistas sociales en ese país. ¿No es ya el momento - se pregunta Carlos Rafael Rodríguez - de realizar una oportuna autocrítica? (...).
Por CARLOS RAFAEL RODRÍGUEZ PARA CANARIAS SEMANAL.ORG.-
No terminábamos de reportar el último asesinato político de la pasada semana en Colombia cuando se ejecutaba a otros tres dirigentes campesinos en el mismo departamento.
De acuerdo con una noticia ofrecida por la cadena latinoamericana TeleSus, “el presidente de la Junta de Acción Comunal de la vereda El Rizo, Francisco Zabala, fue asesinado el domingo junto a otro campesino por hombres armados en el municipio Cáceres, ubicado en el departamento de Antioquia.
“Zabala –continúa la nota- formaba parte del programa de sustitución de cultivos ilícitos en El Rizo, uno de los 20 territorios rurales del Bajo Cauca donde 2.400 personas fueron desplazadas por enfrentamientos entre grupos armados”.
Según el testimonio del coordinador de la organización sin fines de lucro Nodo Antioquia, Yesid Zapata, “la comunidad informó que está muy atemorizada y por eso no quieren ofrecer detalles, los hombres que asesinaron al presidente de la Junta en El Rizo”.
Asimismo, el propio domingo, resultaban muerto a tiros el presidente de la Junta de Acción Comunal, Jorge Miguel Polanco y su hijo, cuando dos sujetos armados abrieron fuego contra Polanco, terminando con las vidas de ambos.
Conforme a la versión ofrecida por Zapata -vocero de la ONG- “ya se había alertado a la Fiscalía, a las autoridades locales y nacionales sobre la amenaza hacia la vida de Polanco pero “aún así sucedió”.
Recordemos que el pasado lunes reflexionábamos acerca del exterminio sistemático y silenciado de activistas políticos en Colombia, luego de la muerte el 20 de marzo del líder fundador del Movimiento Campesino del Bajo Cauca y presidente de la Junta de Acción Comunal de la vereda Meseta de Valdivia, José Aníbal Herrera, de 37 años de edad.
A primera vista, no se observan evidencias de que se pueda poner fin a esta ola de crímenes impunes, que no deja de crecer y elevarse sobre la sociedad colombiana.
Ni siquiera durante el conflicto armado entre el Estado de Colombia y las FARC-EP hubo más muertes de activistas sociales que después de la firma del acuerdo de paz.
De la violencia del Estado colombiano y de la sordina impuesta a ese exterminio por parte de los grandes medios de comunicación no cabría esperar cosa diferente. Ambos responden a su naturaleza y a los intereses que representan y con ello se cuenta en principio.
Lo que resulta mucho más difícil de asumir, en este trágico minuto de la historia de Colombia, es el silencio de quienes, desde la izquierda latinoamericana, jugaron un rol importante en el "proceso de paz" en el país sudamericano, como patrocinadores o garantes. Cabe recordar, especialmente, que un actor fundamental en el impulso de dicho proceso fue el gobierno bolivariano de venezuela, entonces encabezado por el difunto comandante Hugo Chávez, así como el papel de acompañamiento al mismo de Cuba. Ambos actores políticos contribuyeron decisivamente, con su aval, a que se considerase de forma positiva la desmovilización de las FARC. Venezuela ya ha comenzado a sufrir las consecuencias de la liquidación de la guerrilla, con el reforzamiento de la actividad paramilitar orientada, entre otras cosas, a desestabilizar la revolución bolivariana. Cuba podrían sufrirlas, igualmente, si finalmente, el proceso bolivariano fuera derrotado.
La realidad es que en la izquierda latinoamericana, como en la europea, fueron muy pocos los que se atrevieron a cuestionar unos "Acuerdos de Paz" que no incluyeron ningún tipo de progreso real para la población colombiana en términos de cambios sociales y que, cada día más, recuerdan a los firmados ,con efectos desastrosos para sus países, por las guerrillas centroamericanas (* Ver entrevista en vídeo adjunta al escritor colombiano Hernando Calvo Ospina)
¿Por qué callan ahora todos los que manifestaron ese apoyo entusiasta, sin reclamar siquiera que se cumplan las claúsulas incluidas en los Acuerdos que apoyaron o promovieron?
¿No es el momento, a la luz de los resultados, de realizar una necesaria autocrítica, para tratar de dilucidar, sin autoengaños, ni lealtades mal entendidas, en qué términos se firmaron dichos acuerdos y a quiénes benefician?
El propio silencio, siempre significativo, debería ser, creemos, objeto de reflexión y de un debate abierto y valiente entre quienes comparten el objetivo de alcanzar la liberación de los pueblos.
VÍDEO:
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