
El asesinato del hijo del comandante del Frente 60 de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia- Ejército del Pueblo (FARC- EP), Yonnier Sujeimer Rosero Muñoz, junto con su amigo Pablo Erazo Mamián de 17 años, en Argelia, departamento del Cauca parece confirmar que en Colombia la paz, el respeto a la vida, a las diferencias y las reconciliaciones son fórmulas
Por CARLOS RAFAEL RODRÍGUEZ/CANARIAS SEMANAL.ORG
El asesinato del hijo del comandante del Frente 60 de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia- Ejército del Pueblo (FARC- EP), Yonnier Sujeimer Rosero Muñoz, junto con su amigo Pablo Erazo Mamián de 17 años, en Argelia, departamento del Cauca, parece confirmar que en Colombia "la paz, el respeto a la vida, a las diferencias y las reconciliaciones", son fórmulas vacías del discurso político institucional, que ocultan la violencia estructural que ha ejercido históricamente la oligarquía colombiana a través del Estado y organizaciones paraestatales.
En este caso, de acuerdo con las declaraciones de los líderes comunales, los homicidios se relacionan con la llegada de grupos paramilitares a este punto del sur del departamento, después de la retirada del frente 60 de las FARC- EP a la zonas de “transición y normalización” para la reinserción en la vida civil de los ex combatientes.
Según la versión de los funcionarios de la alcaldía, los dos jóvenes recibieron más de 17 disparos realizados por un sujeto que arribó a la gallera donde departían los asesinadios.
El joven Sujeimer presentó 15 heridas en diferentes partes del cuerpo, mientras que Erazo Mamián presentó cinco lesiones, todas causadas por proyectiles de arma de fuego, según se corroboró en la diligencia judicial.
La misma fuente de la alcaldía –que prefirió mantenerse en el anonimato- subrayó que a pesar de que ya las víctimas estaban gravemente heridas en el piso, al pistolero continuó disparándoles con el arma automática que portaba.
Por su parte, la policía que investiga el suceso informó que "los jóvenes eran oriundos y residentes del corregimiento El Sinaí y se ganaban la vida como agricultores en la misma zona donde se registró el doble homicidio".
Como se conoce, conforme al acuerdo de paz entre el Gobierno y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia-Ejército del Pueblo (FARC-EP), los integrantes de esa guerrilla podrían lograr indultos y amnistías, siempre que no estén relacionados con actos de gravedad como delitos de lesa humanidad.
En dicha situación se encuentran unos 1.200 guerrilleros, que permanecen en cárceles del país a la espera de la decisión de los jueces y otros 7.000 combatientes concentrados en 26 campamentos del territorio nacional con el propósito de abandonar el armamento en su poder y reintegrarse a la sociedad.
Sin embargo, basta recordar las cifras de muertes relacionadas con el activismo social y sindical en Colombia para comprender la gravedad de la situación real en la que se encuentran estos guerrilleros tras la desmovilización de las FARC. Solo durante el 2016 fueron asesinados 117 líderes sociales. En lo que va del presente año 2017, la cifra de víctimas asciende ya a 35.